Indignación y rechazo
Horas antes del partido LDU-Barcelona, que se jugó el 29 de abril en el estadio Casa Blanca, a mi hijo y a mí nos abordan en la calle cinco jóvenes (no tendrían más de 20 años) con camisetas amarillas a pedir una moneda para ir al estadio. Me negué a colaborarles; enseguida me pidieron la gaseosa personal que tenía la mitad de su contenido. Por segunda vez me negué, y seguimos caminando. Inmediatamente, se molestaron y de manera descarada, casi en coro dijeron: “... por eso se les roba…”. A partir de ese momento nos pusimos en alerta mientras indignados seguíamos hacia nuestro destino. Este hecho, que ocurrió a plena luz del día y en una avenida principal del norte de Quito, es un indicador del grave problema que suscitan los malos hinchas, que lo único que logran es hacer quedar mal a uno de los equipos grandes de fútbol. ¡Qué dolorosa realidad!, que aprovechándose de una fiesta deportiva, asomen elementos que alteran la paz y seguridad de las ciudades a las que van.