El mundo, la humanidad ha soportado guerras, por la política, intereses económicos, dominio de poder, etc. desde las primitivas civilizaciones hasta la actual. Todas dejaron la muerte, la pobreza, la tragedia, etc. Igual, la historia nos revela la guerra, el ataque de las pandemias virales, esta vez el covid, enemigo inmortal, poderoso, invisible, sin sentimientos, cruel, despiadado, aborto de la naturaleza. Hemos tenido millones de bajas (término de guerra), familias y niños sobrevivientes agonizando sin alimentación. Niños de 3-5-8-10-12, etc. años de edad huérfanos, adultos alterados por el confinamiento y sin trabajo, convertidos hasta en criminales de sus cónyuges e hijos. En todo caso, hasta aquí, tenemos sobrevivientes lastimados física y mentalmente. Los poderosos, políticos y “archimillonarios” han bajado la cabeza ante el covid, han sentido que el poder y el dinero no son armas suficientes para vencerlo, y muchos, por no decir la mayor parte volvieron sus ojos a Dios para pedir piedad y amparo, para rogar sabiduría con la creación de la vacuna, única arma de defensa. No ha faltado el ruego y oración “casa adentro”, con hipocresía para que el pueblo no se entere que son simples mortales. Hasta aquí, los sobrevivientes de primera línea en el combate, médicos, enfermeras-os, ejército, policía, agentes de limpieza, colectores de basura de la ciudad, etc., han venido soportando hasta el límite su fortaleza física y mental, por ejemplo cada día regresando del trabajo cansados, sin poder abrazar a sus hijos que salían a su encuentro, hasta el ritual de la bio-defensa cambiándose de ropa y el baño obligado, para evitar el posible contagio. Igual, la mayoría del pueblo que sale a las calles, con pena y miedo para traer el pan de cada día con trabajo o con la limosna. ¡Que crueldad!, niñitos, criaturas, en casa sin alimento, o en brazos de sus padres, en las calles pidiendo limosna. Ellos los que sobrevivirán, niños de la generación, se acordarán con pena y lágrimas por la pérdida de sus padres o hermanos. Los adultos mayores, ahora mismo estarán llorando por la pérdida de su cónyuge o hijos. Otros, entre los que me incluyo, sin aquel dolor, damos gracias a Dios y en la oración pedimos piedad y amparo para la humanidad. No bajemos la guardia en esta guerra, aun los vacunados pueden contagiarse, sin consecuencias mortales, pero en el proceso pueden ser portadores asintomáticos y contagiar el covid.