Es triste ver cómo los ecuatorianos hemos perdido la paz y la tranquilidad, ni siquiera los fines de semana podemos estar tranquilos porque el rato menos pensado nos bombardean con cadenas de radio y TV.
Lo más grave es el daño emocional que causan, están afectando a nuestra integridad moral y psicológica; es fácil darse cuenta cómo las personas cambian su estado de ánimo. Una clara manipulación de la información tratando de justificar sus abusos, por el énfasis, pareciera que están convencidos que una mentira dicha mil veces se convierte en verdad.
Por el amor de Dios, que alguien pare el abuso y las cadenas, caso contrario no tendremos más remedio que seguir la estrategia del Presidente y acudir a la justicia en busca de indemnizaciones millonarias por daño moral y psicológico.