Este lunes 15 de febrero, se recuerda el 49 aniversario del golpe militar que derrocó el quinto y último velasquismo en 1972.
Aquel episodio histórico, conocido como el “carnavalazo” por haber sido ejecutado el martes de ese feriado, permitió al General Guillermo Rodríguez Lara asumir el poder, tras deponer al presidente José María Velasco Ibarra, elegido en agosto de 1968, – faltando seis meses para concluir su período- no obstante que en junio de 1970 se había declarado dictador con apoyo castrense.
Según algún versado historiador este golpe de Estado tuvo su motivación en impedir la celebración en ese año de las elecciones presidenciales y consecuentemente el casi seguro triunfo del líder cefepista Assad Bucaram Elmhalin.
La dictadura militar, que se denominó Gobierno Nacionalista Revolucionario de las Fuerzas Armadas, irrumpió justo en el momento en que se iniciaba la masiva explotación petrolera en la Amazonia ecuatoriana (recuérdese el traslado del primer barril de crudo al Templete de los Héroes del Colegio Militar Eloy Alfaro en Quito).
Según otras versiones, la administración de esta nueva e inmensa riqueza, pudo también ser un móvil para este incruento golpe.
En todo caso, este hecho de hace casi ya cincuenta años, marcó uno de los periodos de dictadura más largos que se recuerden en nuestro país. Iniciado en 1970 y concluido en agosto de 1979, cuando los triunviros entregaron el poder al presidente Jaime Roldós, fueron nueve años dictatoriales, acaso más soportables que los catorce constitucionales de correísmo y morenismo.