Sin sorpresa los ciudadanos de a pie vemos que la Asamblea no se diferencia en lo absoluto del ex Congreso: el mismo circo, las mismas mañas de antaño, y quienes hemos entrado a la tercera edad nos vamos a ir de este mundo sin saborear un cambio en la política. Cómo nos engañaron, los revolucionarios nos prometieron un cambio total. El único cambio es que los 5 poderes están concentrados en un solo trono; los organismos de control sin control. Como demuestra el dúo dinámico Cordero-Pólit, que impiden toda investigación. “El país no necesita corderos sino tigres” que cambien la estructura oscura. La Asamblea dio un ejemplo negativo para los jóvenes cuando el señor Cordero pide anular una votación a su incondicional Vicepresidente, cuyo nombre olvidé. A los revolucionarios hay que destruirlos democráticamente y desenmascararlos para denunciar a la historia como armaron mayorías, como elaboraron leyes y como reciben órdenes por celulares. Basta de corderos, bien decía Einstein: “El ser humano necesita 2 años para aprender a hablar y 60 años para callar”.