El “alma” es la sustancia espiritual e inmortal, con capacidad de entender, querer y sentir que, con el cuerpo, constituye la esencia de la unidad indivisible de naturaleza racional del ser humano viviente.El ser inmaterial dotado de razón, es el alma racional o espíritu. La Iglesia, para cumplir la misión universal que le encomendó Cristo, de salir a predicar su palabra en todo el mundo, para extender el Reino del Padre y alcanzar la salvación de todos los seres humanos, posee de modo privilegiado la fuerza de los sacramentos, gracia del Espíritu Santo proveniente de la misericordia redentora de la vida, pasión dolorosa y resurrección gloriosa de Cristo, manifestada sensiblemente en el Bautismo, la Confirmación, la Confesión, la Comunión, el Matrimonio, el Orden sacerdotal y la Unción. Este sacramento fue conocido, hasta el Concilio Vaticano II (1963-1965), como “Extremaunción”, porque se administraba únicamente ante la inminencia de la muerte. Ahora, la Unción se administra a los enfermos. Su necesidad e importancia se debe a que permite que el Espíritu Santo les acompañe y reconforte. El óleo para la Unción es bendecido por el Obispo en la misa crismal del Jueves Santo.- EL COMERCIO (19/04/2013), relata que el servicio sacerdotal nocturno de las “ambulancias del alma” nació en Córdoba, Argentina, hace más de 60 años. Ahora, los católicos ecuatorianos aspiramos a tener esta asistencia, no apenas el momento de la muerte, (in articulo mortis), sino en la enfermedad grave, cuando más se necesita de Dios.