Cuando una persona, como el Alcalde de la ciudad, se aferra al cargo después de tantas acusaciones en su contra, e incluso que tiene el honor como él mismo lo dice, de llevar un grillete electrónico, resulta muy incomprensible que se aferre al cargo después de pasar tanta vergüenza y acusación de muchos colectivos y de la ciudadanía para que renuncie, nuestros mayores solían decir que estas personas no tienen sangre en la cara o como su líder correísta decía: tiene que ser caretuco después de muchas reuniones fallidas por parte del Concejo Metropolitano, finalmente, se dio la aprobación para la remoción del Alcalde para que deje su cargo, a pesar de que sus acólitos concejales de participación ciudadana, le criticaron por su forma de actuar de él y su familia, pero, de Ripley, se abstuvieron de votar por la destitución, salvo dos o tres que se decidieron por la ciudad y no por la persona tan cuestionada como el alcalde Yunda. Un líder debe tener muchas características, para influenciar a un grupo, empezando por ser íntegro, honesto en cada uno de sus actos, en el Concejo Metropolitano, parece que han habido : autores, cómplices y encubridores, en el círculo cercano al Alcalde, asesores, gerentes de las empresas municipales, administradores zonales etc, etc.
La ciudad está abandonada, postrada, por la falta de liderazgo del Alcalde y del trabajo en equipo con los concejales, todo esto lo paga el pueblo quiteño, que no ha reaccionado como debería hacerlo en defensa de la ‘Carita de Dios’.
El doctor Yunda, en vez de ofrecer las debidas disculpas y el pedir el perdón respectivo, por su ineficacia para liderar a un equipo colegiado, por este motivo ha dejado que la ciudad se destruya, mejor ha declarado, por no decir, ha amenazado, que concurrirá a los entes de justicia tanto nacionales como internacionales, como ya lo dijo un excandidato presidencial, “que le vaya bonito” y que no obstruya el progreso de la ciudad de Quito, capital del Ecuador.