En el país suceden casos inverosímiles: Emilio Palacio se cree el Dios que sentencia y acusa cuando quiere hacer uso de su lengua voraz y exigir libertad de expresión para aplicarla como más convenga a sus intereses.
Escribí una carta para que fuera publicada en el espacio de Opinión del diario El Universo y Palacio se negó a editarla. Con la mala educación que le caracteriza dijo que él elegía lo que le daba la gana de divulgar.
¿Esto es libertad de opinión?
En ella exhortaba a Nebot a explotar esa fuerte voz con la que domina las alocuciones a unir al país y no a separarlo.
El presidente Correa no es monedita de oro para caer bien a todos, pero es el Primer Mandatario del país y merece respeto. Cómo es posible que cualquier hijo de vecina lo llame asesino, genocida o ignorante como hace poco lo hizo la señora Lourdes Tibán.
No se puede calumniar ni jugar con la honra de las personas, cuando todo el país conoce los hechos que ocurrieron el 30 de septiembre.