A la conservación del patrimonio le falta generar recursos propios

En las calles García Moreno y Ambato, la fachada de una vivienda patrimonial está apuntalada. Aún no se ejecutan trabajos.

En las calles García Moreno y Ambato, la fachada de una vivienda patrimonial está apuntalada. Aún no se ejecutan trabajos.

El estado de los bienes patrimoniales difiere en el Centro Histórico. De las alrededor de 5 000 edificaciones inventariadas en la zona, un 60% presenta deterioro.

Durante 25 años (1998-2013) se han invertido USD 334 millones en la conservación del Centro Histórico de Quito. La cifra es del Plan de Gestión del Centro Histórico. La actual administración municipal ha destinado USD 68, 6 millones, para "revitalizar" el patrimonio edificado. Sin embargo, el Municipio admite que hay predios patrimoniales que tienen problemas con su estructura o con la conservación de obras.

La situación se complica por la falta de recursos. En las calles Galápagos y Benalcázar, en el claustro de las hermanas agustinas, los cuartos tienen humedad, los pisos se están hundiendo y la crujía está dañada. Ellas esperan una intervención desde el 2013. Ese año se anunció que el bien de 150 años de antigüedad sería rehabilitado y, a su vez, se abriría al público.

A finales del 2013, la apertura se dio. Pero, la hermana Ana Lucía del Espíritu Santo, priora del convento, insiste en que las obras no han empezado. Las religiosas que ocupan el espacio no cuentan con recursos necesarios para intervenirlo.

Una realidad similar se evidencia en una casa. En la esquina de las calles García Moreno y Ambato, la edificación de dos plantas está apuntalada. En las paredes externas se observan los adobes. Las ventanas y puertas de madera lucen deterioradas. La vetustez de los materiales hizo que el piso de los balcones cediera.

La rehabilitación municipal
Ana María Armijos, directora del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), menciona que en la actual administración se han hecho mejoras en el convento de San Francisco, El Carmen Alto, Santa Clara, la iglesia de El Belén y en San Agustín. Se han combatido los problemas que genera la humedad, se ha restaurado el artesonado, preservado los bienes muebles, obras de arte, etc.

El Municipio es responsable del 40% de bienes patrimoniales. El resto de casonas se encuentra en manos particulares.

En 45 casas se ha trabajado en la cubierta y la fachada. En estos casos, el Municipio interviene solo si los propietarios tienen los papeles en regla. Se paga una parte de los gastos. Adicionalmente, hay personas que han emprendido estos proyectos por su propia cuenta.

Junto a la plaza de Santa Clara, en la calle Cuenca, parte de la fachada de una casa, que data de inicios del siglo XX, está cubierta con una lona. En el interior hay material de construcción madera, tierra, ladrillos.

Pablo Moreira, arquitecto encargado de la obra, menciona que es una iniciativa privada para rehabilitar el uso de la vivienda. Se tiene previsto construir cuatro soluciones habitacionales y dos locales comerciales. Para este proyecto se destinaron USD 500 000.

Esta cifra representa la mitad de lo que inicialmente se requiere en San Francisco. La campaña Nuestro patrimonio, nuestra responsabilidad, pretende recaudar USD 1 millón hasta abril del 2015. Para el alcalde Augusto Barrera recaudar "limosnas" no es suficiente para preservar un bien patrimonial. Habla de que falta un modelo de gestión sostenible.

El Palacio Arzobispal es un ejemplo. Desde el 2012, los cerca de USD 15 000 que se recaudan cada mes por rentas se usan para conservar este bien que data del siglo XVI.

En contexto. La alerta dada por la Unesco en torno al convento de San Francisco, que data del siglo XVI, develó el estado en el que se encuentra parte del patrimonio del Centro. La mayoría de los bienes inventariados, 60%, se encuentra en manos privadas y presenta deterioro.

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