El cruce entre Rafael Correa y Aquiles Alvarez escaló luego de que el abogado Ramiro García, defensor del alcalde de Guayaquil en el caso Triple A, publicara un mensaje en la red social X. En ese mensaje, García explicó que aceptó la defensa por razones técnicas, pese a haber sido crítico del correísmo, y defendió el derecho a ejercer su profesión sin condicionamientos políticos.
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Correa respondió calificando de “vomitivo” el mensaje de García y compartió una imagen del abogado aparentemente dormido en una reunión. Alvarez contestó que el comentario del exmandatario representaba una falta de respeto, y defendió su decisión de contratar al abogado que considerara más adecuado para enfrentar su proceso judicial.
Este episodio se suma a otras discrepancias previas, como el reconocimiento que hizo Alvarez del triunfo electoral de Daniel Noboa, una postura que se alejó del discurso de fraude que mantiene Correa. La falta de coincidencias en temas clave y el cruce público por la defensa legal del alcalde evidencian una distancia cada vez más marcada.
El distanciamiento no empezó con este cruce reciente entre Rafael Correa y Aquiles Alvarez
El analista político, Maximiliano Donoso-Muller, considera que el distanciamiento entre Aquiles Alvarez y la dirigencia central de la Revolución Ciudadana se arrastra desde hace varios meses. Observa que esta situación se repite con otras figuras locales, como alcaldes y prefectos, que perciben una falta de respaldo desde la estructura nacional del movimiento.
Donoso-Muller explica que la elección de Ramiro García como defensor no responde a motivaciones ideológicas, sino a una decisión legal dentro del derecho que tiene todo procesado de elegir a quien lo represente.
Desde su análisis, Correa busca mantener control sobre decisiones como esta, lo que genera fricciones cuando las figuras locales actúan con autonomía.
Advierte que una ruptura con Alvarez tendría consecuencias para el movimiento, especialmente en Guayaquil, una ciudad donde Revolución Ciudadana logró un resultado histórico. Considera que el movimiento necesita nuevos liderazgos territoriales y un trabajo sostenido en territorio para enfrentar con opciones las elecciones seccionales.
El impacto político de la ruptura podría sentirse a escala nacional del correísmo
Sofía Guerrero, politóloga, sostiene que esta confrontación refleja una fractura interna en la Revolución Ciudadana, con posibles repercusiones más allá del caso puntual.
Señala que Alvarez consiguió arrebatarle Guayaquil al Partido Social Cristiano, y que una ruptura afectaría el posicionamiento del correísmo en una plaza estratégica del país.
Guerrero recuerda que el alcalde de Guayaquil y otras autoridades locales reconocieron los resultados de las elecciones presidenciales, mientras la dirigencia nacional del movimiento denunció un supuesto fraude sin pruebas concluyentes. Esa diferencia profundizó las divisiones internas y expuso una polarización creciente entre la base territorial y la cúpula.
Desde su punto de vista, perder el respaldo de la Revolución Ciudadana dejaría a Alvarez sin una estructura política nacional que lo respalde para buscar la reelección u otros cargos de elección popular. Al mismo tiempo, la organización perdería a una figura relevante y quedaría debilitada en una de las ciudades más importantes del país.
La estrategia de Aquiles Alvarez se aleja de la línea dura del correísmo
Guerrero también observa que Alvarez ha optado por una estrategia política más pragmática. Interpreta como un signo de autonomía la decisión de designar como vicealcaldesa a Tatiana Coronel, del movimiento Reto, lo que sugiere que busca ampliar su base política más allá del correísmo.
La politóloga señala que el alcalde ha declarado en distintas ocasiones que no responde a ninguna figura política y que su compromiso está con Guayaquil. Considera que estas declaraciones forman parte de una estrategia para posicionarse como un actor independiente y reducir su dependencia de la estructura partidaria de Revolución Ciudadana.
Guerrero concluye que, si el distanciamiento se consolida, Revolución Ciudadana perdería a su principal referente en Guayaquil, mientras que Alvarez tendría que definir si buscará una nueva plataforma política. En ese escenario, ambos actores enfrentarían desafíos para sostener su proyección nacional en un contexto de reconfiguración política.
El distanciamiento abre una brecha política en Guayaquil
Donoso-Muller y Guerrero coinciden en que el distanciamiento entre Aquiles Alvarez y la Revolución Ciudadana refleja una fractura interna que podría debilitar al movimiento, sobre todo en territorios clave como Guayaquil. Ambos advierten que esta situación ya tiene implicaciones políticas, aunque difieren en el análisis de sus causas.
Donoso-Muller considera que la ruptura se ha venido gestando desde hace meses y que responde, en parte, a la falta de apoyo interno que enfrentan algunas autoridades seccionales. Desde su perspectiva, la elección del abogado Ramiro García no obedece a un motivo ideológico, sino a una decisión técnica dentro del derecho a una defensa jurídica.
También señala que perder la conexión con Alvarez, sumado a la posible salida de otras figuras como la prefecta Aguiñaga, podría afectar a RC de cara a futuras elecciones seccionales, aunque menciona que podría ser apresurada esa lectura.
Guerrero, por su parte, interpreta el distanciamiento como parte de una estrategia más amplia del alcalde para diversificar su base política y reducir su dependencia de la estructura de RC. Asegura que existe una ruptura clara y subraya que Alvarez ha tomado distancia de la línea ideológica más dura del correísmo.
Menciona también que el respaldo del partido es clave para una eventual reelección, por lo que un quiebre definitivo obligaría al alcalde a redefinir su futuro político.
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