La política avivó y eclipsó a radio La Luna

En abril del 2005, los llamados ‘forajidos’ se concentraron fuera de las instalaciones de La Luna.

El entonces carismático alcalde de Quito, Jamil Mahuad, fue el padrino de radio La Luna, en 1997. “No son la mejor radio de Quito, son la mejor radio del Ecuador”, declaró efusivamente Mahuad, en la simbólica ceremonia de inauguración. Un año antes, La Luna ya se escuchaba en el 99.3 de Frecuencia Modulada.
Durante 14 años, la emisora giró alrededor de dos mundos: uno con perfil cultural -en su primera etapa- con espacios de corte alternativo; y el segundo, más noticioso y crítico con los políticos.
Esta semana, La Luna se eclipsó. En su lugar apareció radio La Deportiva, con un enfoque en deportes y entretenimiento, en medio de duras críticas de sus fieles oyentes, que no fueron transmitidas al aire, como era su costumbre, según cuenta uno de los ex empleados de la emisora.
Ataúlfo Tobar, quien la gerenciaba, explica que se concretó una alianza con Planet Sound PC. “Es como un matrimonio, que beneficiará a La Luna”. La unión inicialmente durará un año y traerá, según el nuevo gerente, el periodista deportivo Óscar Portilla, nuevos equipos y personal. La frecuencia seguirá a nombre del Centro de Educación Popular (Cedep), que recibió la concesión el 30 de julio de 1998.
Iracundo, Tobar niega que detrás de esa negociación exista alguna presión política y asegura que todo el proceso es legal y que “se liquidó a sus seis empleados”.
Fuentes vinculadas a la negociación dijeron que cada mes los concesionarios de la frecuencia recibirán USD 12 000 como pago del alquiler, aunque Tobar no quiso dar detalles de la alianza. “Somos empresa privada”.
Los orígenes de la emisora se remontan a los ochenta. Al amparo del Cedep, se creó la radiorrevista semanal Punto de vista, que era pregrabada y se difundía a 40 radios por medio de casetes.
“Producíamos sociodramas y sátiras con musicalización, que tuvieron una gran pegada”, recuerda Luis Dávila, uno de sus fundadores.
Para posicionarse en la capital, Dávila y Ramiro Diez crearon el programa La clave, al que se incorporaron Tobar y Paco Velasco.
Desde 1991, La Clave se transmitió por Radio Visión, con Diego Oquendo. Era un noticiero que se difundía en la mañana y al mediodía, con buena aceptación por sus reportajes y dramatizaciones.
Esa alianza se acabó en agosto del 96, y un mes más tarde La Clave empezó a salir al aire en el 99.3. Entonces nació La Luna.
Era una emisora que seguía las sugerencias del Directorio del Cedep, integrado por Alberto Acosta, Simón Espinosa, José Lasso, Diego Landázuri, Dávila, Velasco y Tobar. Su fin era público, no comercial. “No había dueños, fue un proyecto sin fines de lucro”, subraya Dávila, quien luego pidió que el Conartel cambiara la categoría de la emisora a comercial privada, para recibir publicidad.
Esa decisión tuvo un antecedente. El inusitado éxito de La Luna fue por el estilo sarcástico e irreverente de sus noticieros, que ridiculizaban al gobierno de Abdalá Bucaram. Sus canciones fueron referentes y acompañaron las protestas que terminaron con su caída, en febrero de 1997.
Fue el primer campanazo de La Luna como una radio transgresora del poder, que muchas veces privilegió la militancia política sobre la imparcialidad informativa, lo cual era reivindicado por el temperamental Velasco.
En su primera fase, La Luna, bajo la dirección de Dávila, reunió a reconocidos intelectuales, actores y gestores culturales, como Santiago Roldós, Gonzalo Ponce, Rafael Barriga, Gabriela Alemán..., recalca César Ricaurte, director de Fundamedios.
Pese a que la radio se consolidaba como un espacio alternativo, las pugnas internas se evidenciaron cuando Velasco quiso darle un perfil más noticioso y político. Su visión chocaba con la de Dávila. Esas diferencias tuvieron un desenlace en junio del 2000, cuando Dávila dejó La Luna, que quedó bajo el control de Velasco, Tobar y Landázuri.
En esta nueva etapa, el noticiero fue gravitante, pero empezó a politizarse, según Ricaurte. La estación fue protagónica en la caída de los gobiernos, incluido el de su padrino Mahuad. Y especialmente en la llamada Rebelión de los forajidos, que acabó con la caída de Lucio Gutiérrez, el 20 de abril del 2005.
Siete días antes, Velasco abrió los micrófonos de La Luna a los oyentes y encendió la mecha de las marchas nocturnas. Ese fue el antecedente inmediato al proceso llamado de Revolución ciudadana, que encabeza Alianza País, a cuyas filas se sumó Velasco.
“A pesar de los insultos que recibí de La Luna hubo respeto a la libertad de expresión. Pero con este Gobierno, La Luna fue la única emisora que no se unió a la cadena obligatoria el 30 de septiembre y no se le ha hecho nada”, dice el ex presidente Gutiérrez, quien esos días debió abandonar el país y exiliarse en Brasil y Colombia.
Ante la sorpresa de sus colegas, Velasco también dejó el país con su familia, por tres meses. Temía represalias de simpatizantes de Gutiérrez. Su salida fue coordinada por Alexis Ponce, entonces representante de la Asamblea Permanente de DD.HH. (Apdh), junto con otros organismos. “Había evidencias de que peligraba su vida”, comenta Ponce.
Un ex trabajador de La Luna recuerda que desde esa época “la publicidad oficial le llovió a la estación (cuyos balances no se conocen), lo que sin embargo no significó una mejora salarial para su personal ni tampoco la inversión en nuevos equipos”.
El golpe a Gutiérrez puso en un nuevo escenario a Velasco, quien pasó vertiginosamente a la militancia política, sin dejar el periodismo. No ocultó su apoyo a Rafael Correa, desde cuando fue ministro de Alfredo Palacio y apoyó su candidatura a la Presidencia.
Por eso, su elección como asambleísta por A. País, en el 2007, no fue una sorpresa. “Era una transición indispensable' No puedo ponerme como periodista en contra de ese proyecto”, sostiene.
Es indudable -apunta Ricaurte- que el perfil público de Velasco se construyó ante los micrófonos de La Luna. “En este caso, sin duda alguna, estamos ante otro síntoma más del empobrecimiento del debate público y los retrocesos en cuanto a pluralidad informativa”.
Durante este período, el legislador no dejó los micrófonos, siguió colaborando con La Clave, vía telefónica desde Montecristi. Y siguió controlando la radio, dice otra fuente de la emisora.
En abril del año pasado, Velasco dejó de intervenir en el noticiero matinal con Luis Ramiro Pozo. El fallido juicio político al fiscal general, Washington Pesántez, fue un factor determinante.
Velasco impulsó el proceso en la Asamblea, y aprovechaba la tribuna del noticiero para fustigar al Fiscal, junto a otros asambleístas, acusándolo de abuso de poder, tráfico de influencias... Ese papel ambiguo fue criticado por algunos de sus oyentes al aire.
Su último contacto con el noticiero fue el 30 de septiembre, durante la sublevación contra Rafael Correa. Velasco fungió de reportero, desde la calle enviaba sus reportes y entrevistaba a sus colegas de País, en defensa del Gobierno.
El Régimen redujo la pauta publicitaria y sus ingresos, según sus ex administradores, empezaron a caer vertiginosamente. El fin de La Luna estaba cerca.
La programación se desmanteló. Milton Castillo, que conducía el programa Todo por la gente, hace tres años fue sacado porque sus denuncias empezaron a topar a funcionarios oficiales. El año pasado, Acción Ecológica, una ONG criticada por el oficialismo, también dejó su espacio de las tardes y le siguió el colectivo Churo Comunicaciones. Denunciaron lo que estaba ocurriendo pintando grafitis, en los cuales cambiaron el logo de la radio. Pusieron un perro en lugar del gato y escribieron la frase: “99.2 FM, un punto menos a la izquierda”.
Anita Acosta, parte de ese grupo, dice que los programas sociales y políticos ya no tenían cabida. “Se privilegió lo comercial”.
Tobar defiende la decisión. Ese colectivo salió porque acabó el contrato con el Ministerio de Cultura. “Se quería dar espacio a otros jóvenes (lo cual nunca ocurrió). Ahora hay la radio pública y otras que pueden dar espacios a los grupos sociales”.
Ponce dice que el fin de La Luna es penoso, lo cual es compartido por Alberto Acosta, quien señala que desde hace algunos años La Luna dejo de ser ciudadana.
Cronología
1996
El noticiero La Clave, la antesala de La Luna, sale de radio Visión. Fue el primer paso para concretara la idea de tener una radio propia.
1996
La Luna 99.3 FM salió al aire el 18 de septiembre de 1996. Desde el inicio se planteó ser una emisora informativa y cultural, manejada por el Centro de Educación Popular.
1997
Se crea la empresa Radio Producciones La Luna Ramivus. Esta firma se encarga de manejar radio La Luna, en la frecuencia dada al Centro de Educación Popular.
1997
En agosto se inaugura formalmente la radio. Su padrino fue Jamil Mahuad y también estuvo Lucía Peña, la esposa del ex presidente interino, Fabián Alarcón.
2000
La Luna cuestiona duramente a su padrino, el entonces presidente Jamil Mahuad. La crisis bancaria y la dolarización fueron los principales puntos de ataque.
2005
En abril, los llamados ‘forajidos’ se concentraron fuera de las instalaciones de La Luna. Había el temor de que simpatizantes de Lucio Gutiérrez atacaran la emisora.
2007
El director de La Luna, Paco Velasco, llegó a la Asamblea Constituyente cobijado por el movimiento Alianza País, que llevó a Rafael Correa a la Presidencia.
2009
Paco Velasco nuevamente es elegido como delegado a la Asamblea por el movimiento oficialista. Llegó por la provincia de Pichincha.