Suele decirse que las crisis son oportunidades que permiten crecer a las personas, las empresas, organizaciones y países. De ser así, los 18 días de paralización que vivió Ecuador en junio y que provocaron muertos, heridos, miedo, destrucción y millonarias pérdidas económicas son la oportunidad precisa para que todos ejecutemos cambios en bien de la sociedad.
Y esta necesidad de reformas, de cambios urge más que nada para el Gobierno, del que como es natural se espera que dirija al país hacia mejores días para todos los ciudadanos.
Es conocido que, sin precisar nombres ni funciones, está previsto para este martes 5 de julio el anuncio de cambios en el equipo de gobierno del presidente Guillermo Lasso.
Uno de los rumores que suena de manera persistente es la salida del ministro de Economía Simón Cueva. Se dice, asimismo, que la idea sería refrescar esa institución con un nombre que equilibre las tareas de ordenamiento fiscal, con la inyección de recursos en la economía, con el fin de apoyar la reactivación productiva, por un lado, y satisfacer en la medida de lo posible las necesidades sociales, por otro.
No se puede desconocer la labor realizada por Cueva. Redujo el déficit fiscal que heredó la actual administración y, como suele decirse, puso la casa en orden; tanto, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos multilaterales han apoyado con fondos al país. Sin embargo, en una aparente falta de equilibrio, ese ordenamiento fiscal parece haber reducido los recursos necesarios en áreas indispensables, lo que sirvió como uno de los argumentos para las recientes protestas.
También se habla de cambio de titular en el sector Salud y sobre esto cabe reflexionar que, por ejemplo, el buen trabajo realizado con la campaña de vacunación contra el covid-19 no oculta los problemas de falta de medicamentos e insumos que persiste en los hospitales públicos.
Por ello, vale señalar que ojalá los cambios acentúen lo bueno y permitan corregir lo malo. Por el bien del país.