Un jardín casero puede variar en tamaño, desde una jardinera de ventana hasta un área de varios cientos de metros cuadrados.
No importa el tamaño, afirma el ingeniero agrónomo Manuel Ramírez; se puede diseñar uno en el espacio que uno tenga disponible. Lo primero que hay que hacer cuando se planea un jardín, continúa Ramírez, es observar el lugar para ver cuáles son las posibilidades. “Obsérvelo varias veces durante el año para ver qué plantas crecen ahí y cómo pueden ajustarse a su diseño”.
Casi siempre, explica el jardinero Ramón Duicela, habrá lugares con problemas: áreas húmedas, paredes sombreadas, sustratos muy secos… Por esa razón tome nota de todos los aspectos positivos y negativos del lugar y piense cómo puede trabajar en ellos.
La esencia de un buen diseño es la capacidad de agrupar cierto número de especies diferentes dentro de un esquema armonioso.
Si el espacio se lo permite siempre debe tener al menos un árbol. Hay árboles convencionales que producen plantas enanas o limitadas en su crecimiento que se ajustan al cultivo en jardines urbanos; algunos pueden incluso cultivarse en macetas o en el patio trasero de su casa. Juan Nanimia, por ejemplo, es experto en bonsáis.
Los árboles frutales también son una opción cuando el terreno es amplio. Los cítricos como el limón, la lima, la naranja agria y el naranjo son muy comunes en los jardines ecuatorianos. También son usuales el durazno, el níspero, el capulí y, en los valles de Tumbaco y Los Chillos, el guabo y el aguacate.
Muchos arbustos pueden cultivarse bajo y alrededor de los árboles. Los cultivos convencionales que se pueden considerar incluyen a: la frambuesa, la grosella negra, la zarzamora y la mora. Algunos arbustos se convierten en setos y son muy resistentes al viento. La tupirrosa, los pinos enanos, las buganvillas son ejemplos de este caso. Las plantas trepadoras tampoco deben faltar.