Heridas como las que dejó el 11 de septiembre del 2001 jamás sanarán, pero arquitectos y constructores se esmeran en llenar el vacío físico por los atentados en Nueva York.
El lugar donde hace una década se erigían las sólidas torres del World Trade Center se convirtió en un área de trabajo incesante de 65 000 m², de la que se removieron 1,5 millones de toneladas de escombros y que contará con cuatro torres nuevas, un museo, un monumento en memoria de las víctimas y una plaza llena de robles.
La fecha prevista para la conclusión de los trabajos será el año 2015.
En la llamada Zona Cero, muchas personas visitan diariamente el sitio para conocer el Reflecting Absense (Reflejando la Ausencia), el monumento en memoria de las víctimas creado por Michael Arad y que fue abierto hace poco tiempo.
Son dos estanques que representan las dos torres derribadas. Cada uno tiene 9 metros de profundidad y casi 4 000 m² de superficie y están rodeados por cascadas.
Ambos tienen por los cuatro costados placas de bronce con los nombres de todas las personas que fallecieron el 11S en Nueva York, Pensilvania y Washington, y de las víctimas del atentado con bomba en el World Trade Center en febrero de 1993.
Tres rascacielos diseñados por Norman Foster, Richard Rogers y Fumihiko Maki completarán la reconstrucción del World Trade Center y dibujarán, junto a la Torre de la Libertad, el nuevo perfil de Manhattan.