Álex Torres es miembro de la Asociación Bonsái Quito. Tiene 200 ejemplares en la terraza de su casa. Fotos: Julio Estrella/ CONSTRUIR
Para que una planta se convierta en bonsái se requieren de meses e incluso años de cuidados, con técnica y diseño, según Álex Torres, miembro de la Asociación Bonsái Quito. Antes, puede llamarse pre-bonsái o simplemente planta. Los ejemplares que se venden en las tiendas comerciales del país son, por lo general, plantas.
La técnica incluye el uso de alambre para direccionar el crecimiento de las ramas con el propósito de representar la realidad en miniatura. Con un solo bonsái las personas pueden situarse en medio de un bosque frondoso. Las emociones que despierten dependerán del diseño que seleccione el profesional. Actualmente realizan hasta paisajes con agua y pequeñas piedras.
Estas son las herramientas básicas que debería tener un aficionado en casa para cuidar a sus bonsáis.
Estos profesionales suman varios años de experiencia y cursos de actualización. Torres es uno de ellos. Forma parte de la Asociación desde hace cinco años, pero su gustó empezó hace 35 años atrás.
Él tenía 15 años cuando sus padres regresaron de Taiwán, tras una invitación, portando una serie de fotografías en las que resaltaban los bonsáis. “Era algo impresionante y fue así como empezó mi gusto”. Se inició en ese mundo con un molle.
Los bonsáis requieren de una mezcla de tierra negra, arena grava y turba. Este último material es importado.
Tres décadas y media después tiene 200 especies entre plantas, pre-bonsáis y bonsáis. Todas están en la terraza de su casa, pues asegura que a la gran mayoría le encanta el aire puro, el sol y el agua de la lluvia. Aunque en días demasiado soleados Torres recurre a la manguera para hidratar a los ejemplares.
Todas esas plantas han sido trabajadas por él mismo. Algunas están en el Museo del Bonsái, en el Jardín Botánico de Quito. Tienen entre 10 y 15 años de vida y un par luce aún el alambre enrollado en sus ramas.
Los expertos recomienda retirar la maleza para evitar que absorban los nutrientes destinados al bonsái.
Además del aire fresco y la luz natural, los bonsáis requieren de una tierra especial que deje fluir el agua y que evite encharcamientos. Esos podrían debilitar y hasta podrir las raíces. Este experto sugiere una mezcla de tierra negra, turba y arena grava. Este último material impide que la tierra se compacte y obstruye en crecimiento y movimiento de las raíces.
También es necesario abono de absorción lenta. Lo encuentra en el mercado con los nombres multicolte u osmocote. Y para evitar la presencia de plagas recomienda utilizar agua jabonosa o un insecticida para jardín. Para evitar que el químico caiga sobre la tierra sugiere colocar un pedazo de plástico.
Para que el ejemplar crezca según el diseño seleccionado es importante retiras las hojas que despuntan.
Todos estos pasos forman parte de una lista básica sobre el cuidado de bonsáis, pues asegura que esos ejemplares requieren técnicas avanzadas de cultivo y jardinería para verlos frondosos con el paso de los años.
También explica que las personas que tienen contacto con los bonsáis se ubican en cinco niveles: los que creen que es un adorno, el aficionado, el aficionado más instruido, el profesional que tiene un conocimiento más holístico de lo que significa un bonsái y el profesional que sabe y puede distinguir un bonsái comercial de un profesional pero que no los cuida.
La poda también se puede realizar utilizando las yemas de los dedos para evitar que las puntas se hagan amarillas.