La fusión de ideas y creatividad dio como resultado una casa amplia, iluminada, con una vista privilegiada y atractiva en su decoración. Recuerdos de distintos lugares del mundo se destacan en cada rincón y hablan de una familia viajera.
Shanty Vargas y su hermano Gonzalo, interiorista y arquitecto, respectivamente, diseñaron y construyeron juntos su vivienda, a partir de ideas “locas”, pero posibles. La intención básica fue generar espacios funcionales, cómodos y estéticos para vivir.
La arquitectura y el diseño de esta vivienda se caracterizan por las líneas rectas, simples y por figuras geométricas, que otorgan un aire moderno contemporáneo.
La interiorista asegura que dentro de esta línea aplicó un efecto cálido, necesario para la conformación de un hogar. Lo hizo con toques de madera.
La piscina sin fin termina en una cascada.
Como parte de la materialidad, en la casa predomina el vidrio, un recurso que sirve para aprovechar la vista.
Las paredes son blancas y los muebles contrastan con ese tono neutro, a través de grises, cafés, azules y, por supuesto, de las maderas en tono chocolate, wengué y en color natural.
Las texturas –explica Vargas– son un punto clave al interior de su casa. Además de los detalles de color, estas se logran con adornos, telas texturizadas y una mezcla de lacas.
El vidrio predomina en la fachada de la vivienda, pero también está en el interior. Se destacan las gradas voladas, elaboradas en acero inoxidable y vidrio templado, que conducen al área familiar.
Todo en esta casa tiene un toque diferente, ya que se trata de creaciones propias y únicas de los hermanos Vargas. La decoración también es original.
Se pueden observar cuadros personalizados, que otorgan un toque diferente, al igual que las telas y todo el mobiliario.
En el cuarto de juegos la familia conserva recuerdos de todos sus viajes.
Por la proliferación del vidrio, el interior no cuenta con muchas paredes como para colocar cuadros. Pero esto no fue una limitación para Shanty Vargas, sino una oportunidad para su creatividad.
Ella convirtió la puerta principal en una obra de arte: el cuadro principal del área social. La obra muestra a los tikis hawaianos, que son dioses locales. A esos, la interiorista quiso mostrarlos representando la sabiduría de los tres monos místicos japoneses con el “no oigo, no veo, no hablo”.
Para ella, implementar esta visión en su casa implica aprender de esa sabiduría y ponerla en práctica a nivel familiar. “Además, va con mi forma de ser y me gusta plasmar lo que yo soy en mis diseños”.
Detalles como estos se resaltan en la casa gracias a la iluminación. Los toques de luz que esta provee –asegura Shanty Vargas– dan un aspecto diferente a la casa en cada momento del día.
La originalidad se destaca en la vivienda. Esto es parte de la filosofía de los hermanos, que aplican también en sus proyectos laborales. “Nos gusta diseñar para cada persona, porque cada una es diferente en gustos y personalidad. En cada rincón de una casa debe haber algo que atraiga y que lleve bonitos recuerdos a la mente”.
El vidrio predomina en la fachada de esta construcción.
En su casa esto es evidente. Cada espacio cuenta con detalles de sus viajes, que inspiran y dan significado a la vida cotidiana de la familia. “Eso es lo básico en nuestra casa y lo que tratamos de llevar a nuestros clientes. Hacemos algo que no solo se vea bonito sino que haga sentir bien”.
La vivienda, de 294 metros cuadrados, cuenta con un área integrada de sala, comedor y cocina. Un corredor lleva hacia el bar, el cuarto de juegos y el sauna. Desde allí se sale a una piscina sin fin, con vista hacia los valles, y que termina en una cascada que acompaña el área de hamacas en el jardín. Esto se encuentra en la planta baja.
En el segundo piso están la sala de televisión y tres dormitorios, cada uno con su baño y su ‘walk in closet’.