Esta máscara fue elaborada con caña guadúa, cáñamo y madera reciclada. Fotos: Vicente Costales / EL COMERCIO
Son objetos diseñados para cualquier temporada, no solamente para la Navidad. Son artesanías que, utilizando materiales propios de los lugares donde se fabrican, tienen un horizonte decorativo muy amplio y para todas las épocas del año.
Un taller que se dedica a esta tarea está ubicado entre la Upano y Zapotillo, en Chimbacalle. Allí cobran vida accesorios decorativos como finas y delicadas muñecas elaboradas con las hojas de la mazorca del choclo (cutul), la corteza del coco, las bolitas de ‘guaype’ o el mazapán.
Con estos productos, explica Ximena Cevallos, se laboran muñecas, cucuruchos y más personajes que conforman el imaginario nacional.
El proceso es difícil. Para dar el cuerpo se extrae la ‘tuza’ de la mazorca con un cincel u otra herramienta. Cuando están secas las hojas, se da forma a la muñeca y se pintan. Los precios varían según el diseño, el tamaño y el material. Varían desde USD 9 en adelante.
Modelos parecidos, pero con caña guadúa, cáñamo, coco, semillas de nogal, vidrio forjado y paja realiza Christian Solá en su taller Huamag Wasi, ubicado entre General Torres y Presidente Córdova, en Cuenca.
Con todos esos materiales, Solá da vida a máscaras, motociclistas, aguateros, panaderos, adoberos… en fin, a muchos personajes típicos de la cultura popular ecuatoriana.
El quid del trabajo está en el secado de la guadúa. Luego de cosecharla a los 3 años, se seca en 6 meses para que esté apta, puntualiza Solá. Los precios de sus creaciones se cotizan en USD 16 en adelante.