En ocasiones las novelas negras hablan de crímenes surrealistas y en otras la ficción se asemeja a la realidad. Depende muchas veces de dónde sucedan. Colombia es un país donde, cuando se mira desde lo literario, las novelas negras como las de Santiago Gamboa parecen más bien una crónica periodística.
“El problema de Colombia es que cuando uno quiere literariamente mirar la sociedad termina siendo novela negra, voluntaria o involuntariamente, porque la realidad es tremendamente negra”, contó en una entrevista el escritor colombiano, que acaba de publicar ‘Colombian Psycho‘ (Alfaguara).
Se trata de una novela donde hay crímenes -como en casi todas las de su género-, pero donde suenan términos cotidianos: paramilitarismo, “falsos positivos“, o impunidad..
Desde que volvió a su país natal, en 2015, Gamboa (Bogotá, 1965) ha querido “mirar la realidad colombiana de hoy”, un panorama actual que no puede dejar de ver al pasado, y reflejarla en sus novelas.
Primero abordó el problema de las iglesias evangélicas en Colombia -y en Latinoamérica- en ‘Será larga la noche‘ (2019, Alfaguara) y ahora abre el foco al peso del paramilitarismo y los nexos entre el Estado y la criminalidad en ‘Colombian Psycho‘.
“Los problemas de Colombia siguen siendo los mismos desde hace 40 años. Cambian los nombres, cambian un poco los crímenes, los muertos son otros, pero en el fondo los problemas de base siguen siendo los mismos”, asegura.
El paramilitarismo, el narcotráfico, la violencia de grupos que se decían subversivos y acabaron corrompidos por el narcotráfico. Todos ellos siguen sobrevolando el país, por lo que cuando uno se sienta a escribir, casi que naturalmente sale una novela negra, señala.