María Rosa Cevallos: 'En Kenia, el feminismo es aún estigmatizado'

María Rosa Cevallos fue ganadora del Premio Manuela Espejo al mejor ensayo de género con el libro ‘El Temor Encarnado’. Foto: Cortesía Sara Tamia Lasso Cevallos

María Rosa Cevallos es una activista feminista que llevó su trabajo a Nairobi, en Kenia, en donde dirige una ONG que se dedica a los derechos sexuales y reproductivos de mujeres con discapacidad.

¿Cómo es trabajar el feminismo en Kenia?

Ha sido un reto enorme porque trabajo en tres variables interesantes: discapacidades, derechos reproductivos y en un contexto muy diferente al nuestro. Este es un país que tiene casi 60 años de independencia. Todos los países están en construcción, pero en este caso, a nivel de Estado, a nivel de derechos, es un país mucho más joven.

¿Y en qué radica el problema?

Tienes muchísimas posibilidades de generar y entender los objetivos a lograr, pero al mismo tiempo tienes el reto de que no hay una institucionalidad sostenida. En cuanto al feminismo, las mujeres en todas partes somos lo mismo. Sin embargo, en muchos espacios de Kenia el feminismo tiene muchos estigmas.

¿Por qué?

Hay toda una historia de que el feminismo llegó con la Colonia y que es parte de Occidente. Frente a esto muchas pensadoras africanas dicen no, nosotras también podemos generar un feminismo negro, que tenga que ver con las raíces, con lo que somos y que parta de los mismos principios de igualdad. Sin embargo, en los espacios comunes el feminismo está estigmatizado. En América Latina, en las últimas décadas no es así. Una es feminista con orgullo. Acá es más complicado. No hay manifestaciones, por ejemplo, de Vivas nos queremos

¿A qué se debe ese silencio?

Acá hay una variedad cultural enorme, que está atravesada por lo tribal, por lo religioso. Hay mucha población musulmana, india y cristiana evangélica. El feminismo todavía busca una forma de entablar el diálogo con todas estas diversidades culturales y religiosas importantes.

La diversidad cultural y religiosa existe en América Latina…

Así es. Pero en América Latina ha habido un tiempo más largo de reflexión. En África existen los feminismos negros, que tienen mucho en común con los feminismos comunitarios como en Bolivia. Pero ese feminismo de vamos a la calle con los pañuelos verdes es algo que extraño de América Latina.

Ahí entramos en el tema del relativismo cultural, que ocurre, por ejemplo, con la mutilación genital femenina…

Es una práctica muy extendida en la África subsahariana. En Kenia es ilegal, sin embargo es un tema superimportante. Hay mucha discusión incluso en el movimiento de mujeres si eso es parte de la cultura porque es el rito de iniciación de las niñas. Como ahora es ilegal, lo que han hecho es practicarla cuando son más chiquitas, de 5 o 6 años, para que nadie se dé cuenta, con todas las implicaciones que una mutilación tiene en un cuerpo. Y sí: muchas veces ese tipo de prácticas se legitiman por el relativismo cultural, es decir estas han sido prácticas ancestrales y el feminismo es algo que viene de fuera, y la hemos hecho antes de que vengan los colonizadores. El tema es cómo viven con esas mutilaciones y con otras prácticas. Acá en Kenia la bigamia es legal. Los hombres que tienen dinero se casan con mujeres muy jóvenes tipo 18 o 19 años y cuando ellas llegan a los 40, se vuelven a casar con una mujer joven. Y una vez más está fundamentada en una práctica cultural. Para mí, ninguna práctica que van contra los derechos humanos se justifica desde la cultura y no podemos idealizar la prácticas tradicionales si pensamos que han sido desiguales en el tema de las mujeres.

Usted es alguien con buen sentido del humor. Se ríe, incluso, de chistes machistas…

Puedo darte una respuesta intuitiva porque depende de cómo manejas tu vida. Para mí el humor es importante. Soy una mujer políticamente incorrecta. No puedo demandar que el resto de gente sea políticamente correcta. Ahora , ¿de quién yo acepto ciertos chistes? De quien sé cómo piensa y quién me está regalando ese momento de humor para reírnos juntos y que no esté intentando reírse de mí y de lo que creo. Muchas veces me río de mis cosas. Pero creo que hay un límite que tiene que ver más con la intuición: de cómo y por dónde vienen los chistes y para qué esta persona lo está haciendo: ¿para provocarte, para sentirse superior o para reírse contigo?

Al hablar de afectos, se refiere a quienes conoce; de otros no sabría su intención…

Cuando me tengo que enfrentar a los estereotipos, con los cuales se ríen de las mujeres o de las personas con discapacidad, no lo tolero porque es un cliché y es vacío. No me hace gracia porque además son recursos sumamente usados y fáciles.

Hay quienes dicen que este es un siglo feminista.

No sé si solo el siglo XXI. Creo que a mediados y finales del siglo XX empezamos una era feminista en la medida en que poco a poco las voces de las mujeres y sus historias fueron abriéndose espacio y hubo muchos cambios. El aborto es de alguna manera la cereza del pastel, aunque hay muchas más cosas por lograr. Definitivamente ha habido una revolución de las mujeres: estamos votando, estamos trabajando, estamos hablando de aborto, algo que antes jamás habríamos hecho.

Hay mujeres que dicen que las feministas no las representan…

Creo que es un poco vacío cuando una mujer dice que el feminismo no la representa porque no se da cuenta que fue por el feminismo que puede votar, estudiar, trabajar, ligarse sin permiso del marido. Hay muchas formas de feminismos, pero ningún feminismo deja a ninguna mujer atrás porque cuando se reivindica un derecho, lo es para todas. No es que no votas porque no eres feminista. Las sufragistas se jugaron la vida y los derechos que consiguieron fueron y son para todas, incluso para aquellas que dicen que no son feministas.

Trayectoria

Antropóloga, máster en Género y doctoranda por la Universitat Oberta de Catalunya. En 2012 fue ganadora del Premio Manuela Espejo al mejor ensayo de género con el libro ‘El Temor Encarnado’. Gerencia en Nairobi la organización This Ability Trust.

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