Estados Unidos marcó el epicentro de la alerta. A fines de 2021, y después de cinco años sin reportes, notificó un brote de influenza aviar.
Desde entonces, 47 Estados han identificado infecciones en aves silvestres y 46, en aves de corral, según el último informe de alerta epidemiológica a la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En este año también se han activado emergencias en Canadá, México, Colombia, Perú y, recientemente, en Ecuador.
Si bien los casos en humanos son poco frecuentes, la OPS ha pedido a los Estados miembros reforzar la coordinación para “contener patógenos emergentes que puedan poner en riesgo la salud pública”.
Solo en Estados Unidos se detectó este año un caso positivo de influenza AH5N1. En abril, un trabajador que participó en el sacrificio de aves de una instalación avícola en Colorado reportó fatiga.
Las pruebas fueron positivas, lo aislaron y lo trataron con antivirales hasta lograr su recuperación, sin complicaciones. “No se identificó evidencia de transmisión de persona a persona”, aclaró la OPS.
En Ecuador, el Ministerio de Agricultura y Ganadería declaró la emergencia zoosanitaria por 90 días, desde el pasado 29 de noviembre, cuando técnicos reportaron casos de influenza en una granja avícola de la provincia de Cotopaxi.
En tanto que el Ministerio de Salud activó “los protocolos de vigilancia y seguimiento de todas las personas que tienen relación con las granjas avícolas”.
La vigilancia es clave
El infectólogo Washington Alemán explica que ese seguimiento debe ser por hasta cuatro semanas, para detectar posibles síntomas. Pide no alarmarse, porque las posibilidades de que el virus pase de aves a humanos son muy bajas.
Para el miembro de la Sociedad Ecuatoriana de Infectología, la vigilancia sanitaria es clave. Es un proceso que sugiere extender a otros animales para reportar de forma temprana la circulación de virus potencialmente patógenos.
El origen
Perú alertó a finales de noviembre de la muerte de casi 14 000 aves marinas por influenza, en sus costas. Estas especies pueden ser el origen de las infecciones, ya que son el principal huésped del virus.
El epidemiólogo Alberto Narváez explica que el patógeno se aloja en las mucosas y en las heces. En su escala de evolución puede saltar a las aves de corral y de patio; y en un próximo peldaño están los humanos, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recalca que estos contagios son poco comunes. “Cuando han ocurrido, estos virus no se han diseminado fácilmente de persona a persona”.
Narváez concuerda en que los virus de influenza aviar han demostrado ser poco eficientes para infectar a humanos, aunque reconoce que tienen una alta capacidad de mutación y, por eso, se requiere un monitoreo continuo.
“Nunca se sabe qué puede pasar con estos virus de influenza, porque al igual que los coronavirus pueden mutar y hacerse más agresivos”, señala el docente de la Universidad Central del Ecuador.
En 2013 hubo un brote de AH7N9 en Hong Kong, 1 600 casos reportados y 600 muertos. La emergencia se contuvo por la baja capacidad de transmisión de este subtipo, opina el experto.
La influenza aviar tipo A tiene cinco subtipos capaces de causar infecciones en humanos. Tres de ellos se identifican con mayor frecuencia: H5, H7 y H9. La OMS pide vigilar los casos relacionados con estos, por su alta patogenicidad; más los cuadros de AH9N2, pese a que su patogenicidad es baja.
Incidencia en el mundo
En cuanto a la afectación en humanos, desde 2003 se han notificado 881 casos de influenza AH5N1. Hasta 2017 hubo reportes en Indonesia y Egipto, con letalidades del 46 % y del 25%, respectivamente. A partir de 2018, ocho casos en Nepal, Laos, India, Reino Unido, Estados Unidos, China y dos en España. Dos personas fallecieron en Nepal y en la India.
Personas en riesgo
La exposición directa o indirecta a aves infectadas es el principal riesgo. Por eso los trabajadores de granjas o el personal que interviene en el sacrificio, limpieza y desinfección de los corrales es propenso al contagio.
Los organismos sanitarios internacionales recomiendan la vigilancia de las personas que tuvieron algún tipo de contacto luego de declarar la alerta zoonótica, como un mecanismo de detección temprana.
El seguimiento incluye la identificación de síntomas asociados a influenza o infecciones respiratorias agudas graves en hospitales. Se deben realizar pruebas de secuenciación o PCR para determinar el tipo de virus.
OPS y OMS aclaran que las infecciones humanas causadas por un nuevo subtipo de virus de influenza son de notificación obligatoria e inmediata, según dispone el Reglamento Sanitario Internacional.
Visita nuestros portales: