Cinco emprendedores de esa parroquia cuencana ofrecen recorridos, aguas termales, gastronomía, artesanías, cabalgatas y visitas a huertos agrícolas. Foto: EL COMERCIO
Los primeros cinco años formaron parte de la Red de Turismo Comunitario Pakariñan, pero desde el 2017, los 15 emprendedores de la parroquia cuencana de San Joaquín se independizaron para ofertar sus servicios turísticos.
Esta localidad está ubicada a 35 kilómetros de Cuenca (Azuay). Sus habitantes se dedican a la agricultura y ganadería y, en la actualidad, a la actividad turística.
La Fundación Municipal de Turismo para Cuenca y los emprendedores crearon la Ruta Rural San Joaquín y el río Yanuncay. Ellos ofertan atractivos vinculados con la naturaleza, gastronomía y artesanías.
El recorrido incluye nueve actividades. Entre otras están las cabalgatas que ofrece José Jácome y su esposa Elsa Quezada, en la comunidad de Soldados. Adecuaron su vivienda para recibir a los turistas.
El lunes último, Jácome recibió a los orenses, Priscilla Quezada y Christian Maita, quienes visitaron dos de las siete lagunas que forman parte del complejo Estrella Cocha. Practicaron la pesca deportiva y Jácome les explicó cómo los peces ponen sus huevos o el proceso de desove.
“Es un lugar privilegiado para la aventura, el descanso y la diversión”, dijo Quezada. Las cabalgatas más distantes como al sector de Gal-Gal incluyen dos días de camping cerca a unas cuevas. Jácome recibe un promedio de 15 turistas al mes.
Los emprendedores se recomiendan entre sí. El lunes pasado, por ejemplo, Jácome llevó a los orenses para que visiten el Ecomuseo del Yanuncay, que pertenece a David Pasaca.
El espacio cuenta con seis salas donde se exhiben 5 000 obras elaboradas con pedazos de madera. La entrada cuesta USD 1. Pasaca explicó que recolecta los troncos que arrastra el río Yanuncay y les da forma de animales, rostros, herramientas e instrumentos musicales. También tiene colecciones de piedras.
En la ruta de San Joaquín también están incluidas las visitas a la fábrica de chocolate de Carmelina Cabrera, el taller de cestería Don Gerardo y los huertos de la Asociación de Productores Agropecuarios. Esta última está integrada por 25 familias que cultivan de forma orgánica hortalizas y granos para abastecer a los mercados cuencanos.
Los socios realizan turismo educativo y vivencial. Enseñan las técnicas ancestrales para elaborar abonos, sembrar y cosechar y el respeto a la naturaleza, dijo el presidente de la asociación, Gerardo Albarracín. Las visitasde seis horas cuestan USD 10 por persona e incluyen alimentación.
En promedio reciben 30 turistas al mes y aprovechan para vender sus productos, señaló Albarracín.
En cambio, en el taller de cestería Don Gerardo muestran las técnicas para elaborar cestas, floreros, sopladores, cunas, pañaleras y otros elementos utilitarios en carrizo.
A lo largo de la vía San Joaquín-Soldados también hay 20 restaurantes que ofrecen comida típica como caldo de gallina criolla, trucha, llapingachos, ensaladas de verduras, jugos de babaco y tomate o agua de hierbas aromáticas. Los platos oscilan entre los USD 3 y 10.
En la zona también existen miradores como Verde Llano. En ese lugar se realizan caminatas de tres horas atravesando por bosques montanos, que albergan diversidad de especies en flora y fauna.
Otras alternativas de esta ruta son las piscinas termales de San Vicente, donde también se practica la pesca deportiva. Hay dos centros con piscinas cuyas aguas -de acuerdo con sus propietarios– sirven para aliviar dolencias y el estrés. El costo es de USD 1 para niños y USD 2 para adultos.
En cambio, un tour que implica cabalgatas, alimentación y hospedaje cuesta USD 25 por persona. De acuerdo con los registros del Gobierno Parroquial de San Joaquín, alrededor de 2 000 visitantes nacionales y extranjeros por mes llegan a esta parroquia.