El Plydeck es un fibrocemento carbonatado de larga vida y de acabados estéticos. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
La trascendencia de la madera, la piedra, la arcilla y otros materiales de construcción de pisos, paredes y otros elementos que conforman las edificaciones, no se discute.
No obstante, algunos de estos productos no son renovables y terminan siendo escasos. Además, su consumo, extracción y fabricación atentan contra la salud del planeta.
Las nuevas tecnologías buscan sustituirlos por otros materiales artificiales que suplan -con beneficio- su utilidad y, asimismo, sean lo menos nocivos posibles.
Para eso echan mano de insumos ya probados, reciclados o de cuya factibilidad no haya ninguna duda.
Este es el caso de dos productos innovadores e utilitarios fabricados especialmente para el recubrimiento de pisos exteriores e interiores, fachadas, decks, pérgolas… El primero es el Plydeck, de Plycem; el segundo, el WPC (Wood and Plastic Composite).
El Pydeck, explica la arquitecta Laura Moya, de Deyesos, es un fibrocemento compuesto por cemento Portland, carbonato de calcio, fibras celulósicas y otros agregados sintéticos y reciclados.
Este material cumple con los requisitos de resistencia, seguridad, durabilidad y con las más estrictas regulaciones ambientales internacionales.
“El fibrocemento carbonatado confiere a nuestros productos una trabajabilidad excepcional, similar a la madera. Esto nos permite tener productos más livianos, con machimbre y acabados tipo madera. Se fabrican espesores desde 4 mm hasta 30 mm”, explica Moya.
Entre las ventajas de este producto se mencionan: no contiene productos peligrosos; son buenos aislantes de ruido y calor; aceptan cualquier tipo de acabado; y son resistentes a la humedad, al fuego y a la acción de hongos y xilófagos.
Las piezas tienen 366 cm de longitud y anchos de 240, 300 y 150 cm. Su colocación es sencilla. Las láminas se ponen sobre vigas de metal y pueden ser cortadas, lijadas, clavadas, perforadas y atornilladas con herramientas convencionales.
La separación entre ejes no debe superar los 40,6 cm. Las láminas se fijan con tornillos y clavos de punta aguda.
El WPC es, en cambio, una madera tecnológica que posee el 50% de fibra natural de madera, el 30% de polietileno y el 20% de aditivos (carbonato de calcio, talco, compuesto compatible con PE, cera PE, pigmentos), explica Ángel Cruz, de la empresa TPC.
El WPC, explica Amparo Haro, de TPC, posee una textura similar a la madera; conserva su color por largo tiempo; no precisa de un mantenimiento costoso ya que no necesita de ceras, aceites o lacas de protección.
Además, es a prueba de insectos, termitas o comejenes y está compuesto por materiales 100% reciclados. Tampoco se pudre ni produce hongos ni se quiebra ni se astilla. Y como es muy resistente y liviano, es muy fácil de transportar y colocar.
Cruz explica que el WPC se expende en dos presentaciones: tablones de 25 mm de espesor por 15 cm de ancho y 290 de largo y baldosas de 22 mm de espesor y 50 cm de lado.
Hay varios colores, aunque los más solicitados son café y teca.
Otro punto a favor de este material es la rapidez de instalación. Se pueden colocar 4 m² en tres horas, explica Cruz. Y basta un trapo húmedo para quitar los polvos.
Sin duda, estos dos recubrimientos son opciones diferentes, estéticas y durables.