La laguna de Colta, en recuperación

Un bosque nativo de dos hectáreas se regeneró. Hay siete especies de árboles. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

El aroma que despiden los árboles de marco, quishuar, yagual, aliso y otras variedades de árboles nativos se percibe desde el ingreso al bosque recuperado de la parroquia San Francisco de Quito, en Colta.
Comuneros, técnicos del Municipio de ese cantón y de otras instituciones se unieron para reforestar las 1 200 hectáreas de cerros que rodean a la laguna de Colta. El bosque, que ya fue recuperado, tiene dos hectáreas y solo es el comienzo de un importante proyecto de remediación ambiental que se cumplirá a largo plazo.
El objetivo es recuperar el espejo de agua de la icónica laguna, que se redujo en un 13,72% entre 1972 y el año 2009. Eso ocurrió por la deforestación y el abandono de tierras en los cerros aledaños.
“La falta de plantas que sostengan el suelo hace que la tierra se deslice por las quebradas cada vez que llueve. Esos sedimentos se acumulan en el fondo de la laguna y el espejo de agua se pierde con el tiempo”, explica David Aldaz, gerente de Colmitur.
Los árboles nativos tienen la función de proteger el suelo con sus raíces. Además, recuperan la humedad natural y albergan a especies animales que habían desaparecido de la zona por la deforestación.
La siembra de las primeras dos hectáreas se inició en el año 2014 y requirió un gran contingente de personas.
“Este suelo era demasiado duro, como una piedra. Estaba totalmente erosionado y abandonado, hoy está lleno de vida”, dice Antonio Paguay, presidente de la junta parroquial de Santiago de Quito.
El suelo perdió toda la superficie cultivable, el viento era fuerte y las lluvias constantemente causaban deslizamientos. Hoy, 14 años después de la primera siembra, incluso el clima se siente distinto.
Los árboles nativos alcanzaron alturas de hasta tres metros, y se creó un microclima más cálido debido a que actúan como una barrera rompe vientos. Además, se reproducen por sí mismos y las hojas secas que caen al suelo se convierten en abono orgánico.
“Desde que el bosque se recuperó, hemos visto cómo las aves y animales han vuelto”, cuenta Paguay. En la zona habitan conejos, lobos, roedores y unas 26 especies de aves terrestres.
Además de la reforestación, el proyecto de recuperación de la laguna de Colta también incluye el dragado del agua para retirar los sedimentos. Desde que se inició en el 2009, se lograron recuperar 30 hectáreas del espejo de agua.
En la laguna se identificaron 15 especies de aves acuáticas; algunas son nativas y otras migrantes. Hay varias especies de patillos, garzas, entre otros.
“Hemos visto el cambio en nuestra parroquia desde que empezamos a preocuparnos del cuidado ambiental. Ahora tenemos nuevos planes para reforestar todas las áreas que aún están desérticas”, afirma Manuel Yauripoma.
Los comuneros están a la espera de la ejecución de un proyecto que fue aprobado por el Ministerio del Ambiente en el año 2014. La meta es rescatar otras 600 hectáreas en las quebradas que alimentan la laguna y también en los bordes.
El bosque recuperado se promociona como uno de los atractivos turísticos de Colta. Este año se construirán senderos para recorrerlo desde la entrada, por el Cementerio Municipal, hasta un mirador. El trayecto tendrá 2,5 kilómetros.
Los comuneros de Santiago de Quito ya se preparan para convertirse en guías nativos. Ellos ofrecerán también otros servicios turísticos.
“Empezamos a prepararnos para sumarnos al turismo comunitario porque es una buena forma de cuidar el ambiente y mejorar nuestra economía”, afirma Paguay.