El burro, un animal históricamente fundamental en la vida rural ecuatoriana, se mantiene como un pilar en el transporte y la carga de productos en diversas zonas del país.
A pesar de la modernización y la introducción de maquinaria agrícola, estos equinos cumplen un rol clave en comunidades campesinas donde el acceso a vehículos motorizados es limitado.
Sin embargo, la situación del burro no es alentadora a nivel global. En su Día Mundial, destacamos su papel en la sociedad y los peligros que enfrenta.
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El burro es el aliado del campesino ecuatoriano que el mundo está perdiendo
En Ecuador, el burro es utilizado para transportar productos agrícolas como leche, palmito y caña de azúcar. Cumple también funciones en el traslado de personas en áreas rurales.
En zonas como Chimborazo, estos animales son esenciales para la economía local y la vida cotidiana.
Son también base para la cría de mulas. Estos seres híbridos combinan la fuerza del burro con la resistencia de la yegua. Las mulas son muy valoradas en la Costa, según Sebastián Galecio, profesor de la Universidad San Francisco de Quito.
Burros en peligro de extinción
Pero, la situación del burro no es alentadora a nivel global. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el burro está en peligro crítico de extinción.
Esa condición alerta sobre su posible desaparición en estado silvestre.
En varios países, la población de burros disminuye drásticamente debido a la industrialización, la mecanización del campo y la caza furtiva.
De esos animalitos obtienen productos derivados de su piel. Se los utiliza en la fabricación de sustancias cosméticas, especialmente en China, apunta el experto.
Amenazas para el burro en Ecuador
En Ecuador, estos animales enfrentan desafíos relacionados con el maltrato. Está la sobrecarga y la falta de cuidados adecuados.
La veterinaria Shady Heredia destaca que, pese a ser animales longevos, fuertes e inteligentes, los burros son frecuentemente maltratados.
También son subestimados debido a prejuicios sobre su carácter. Eso, dice, en realidad refleja desconocimiento sobre sus necesidades y cuidados.