En los tiempos que corren, China tiene una presencia muy fuerte por su capacidad económica y presencia geopolítica. Pero hay algo que se sabe, aunque se dice poco, pero siempre está presente en nuestra memoria gustativa. Y en el restaurante Mi Chá, de Felipe Kao, el cliente podrá conocer de cerca la tradición de la cocina de ese país y, además, fortalecer la amistad.
Muchas veces se ha dicho que en los restaurantes chinos no se ofrece la verdadera comida de ese país. Incluso, se ha dicho que hay dos menús: uno para los ecuatorianos y otro para los nacidos en ese país milenario, cuya cocina está considerada como una de las tres más importantes del mundo.
El restaurante Mi Chá, en la calle Portete, en el norte de Quito, ofrece esa experiencia singular de probar platos originales del gigante asiático. Además, se está viviendo año nuevo chino, que es un acontecimiento mundial. El nuevo tiempo está acompañado por el horóscopo y cada signo tendrá su año especial.
Todo año nuevo es una celebración con la familia, los amigos, los vecinos. Y hay una verdad mundial: es la comida la que invita a juntarse, a pasar el tiempo, a conversar y a desarrollar la amistad. Y Mi Chá ofrece un plato extraordinario para ello: el Hot Pot. Pero vamos a los primero.
Una ceremonia diaria que invita a la amistad
Felipe Kao recibe a EL COMERCIO en su restaurante Mi Chá, un lugar bellamente adornado en su jardín y muy sobrio en su interior. Allí nos recibe para la ceremonia del té.
Es la ceremonia sencilla. Son los viernes a la tarde cuando Mi Chá tiene la gran ceremonia. Están vestidos con los trajes típicos de su país, que tienen cerca de 17 metros de tela y unas 180 000 puntadas.
En una mesa, que tiene su propia hornilla, hierve el agua. Antes de servir, limpia las tazas regando el agua caliente sobre las tazas, los jarros y las llamadas mascotas de té, que en este caso es un sapo de tres patas para atraer la fortuna y unas frutas tradicionales del país.
En un signo de respeto, hace una venia y pide que se sirva el té. Con el mismo gesto, el invitado agradece. Entonces, toman la taza con una mano y la posa sobre las yemas de los dedos si es hombre; si es mujer, el modo es otro: oculta con su mano o su brazo libres la boca en el momento de tomar.
Y para tomarlo hay todo un ritual. Se debe mirar y oler el té antes de probarlo. Y para esto también tiene sus pasos. Primero se moja los labios y un poco en la boca. Luego, se mantiene el líquido en la boca por unos segundos. El tercero y último debe ir directo a la garganta. Y es ahí cuando los tres momentos hace que el aroma y el sabor del té permanezcan en quien lo toma.
El Hot Pot
Este es uno de los platos tradicionales del país y se lo prepara según las regiones y las familias. Así, puede haber miles de variantes de este plato que debe desarrollarse con paciencia: puede durar horas, no porque hay que esperar que se termine su preparación, sino porque es el alimento que invita al diálogo.
Es un preparado pensado para pasar horas en la mesa compartiendo con los amigos, tomando una cerveza o un té frío hecho de siete hierbas, como nos ofrece. Y es que cuando se está con amigos y con comida, el tiempo pasa inadvertido.
Es una olla de cobre que debe mantenerse siempre caliente. En su interior hay un caldo elaborado con hueso de res y de pollo. Y en la mesa, toda una gama de productos que se colocan en el caldo y se le da un tiempo , de uno a cinco minutos según el producto, para que se cocinen en el caldo.
En este caso, nos ofrece unos ligeros cortes de res, de cordero, unas bolas de pescado, chancho, fideos de arroz y de camote; queso de soya, col china, un hongo que crece en la corteza de los árboles, varias verduras, papa, dátil y la variedad puede ser inmensa, como camarón, langostinos, e imagínese todo lo que pueda cocinarse en un tiempo breve.
Cada uno va colocando lo que quiere comer en ese momento. Luego, lo tiene que remojarlo en una salsa, que puede tener miles de recetas y ser muy distintas entre sí según la región o la tradición familiar.
Felipe la aprendió de un amigo porque cuando la probó, quedó fascinado. Tiene pasta de maní, pasta de sésamo, queso de soya fermentado rojo, cebollín, cilantro, ají, vinagre de arroz y otros ingredientes que no cuenta porque son parte del secreto. Además, todos con productos traídos desde China
Esta combinación se convierte en algo extraordinario. La variedad de los sabores que se juntan en esta salsa es fuerte, explosiva, picante, pero no al extremo.
El tiempo inadvertido
Ya son más de dos horas y la charla con Felipe se puede prolongar por mucho tiempo más. Y en la mesa, aún hay mucho más por comer. Sí: el tiempo pasa inadvertido.
El Hot Pot es ideal para estar con amigos, con la familia y estar comiendo durante horas. Felipe Kao nos ofrece, además, una sazón que proviene de su natal Shannxi, en el centro norte de China. Es un plato para tener armonía con los demás, con la naturaleza y con la ceremonia que uno siempre se imagina que es parte de una de las cocinas más importantes del mundo: la cocina China.
Felipe Kao llegó al país hace 20 años. Vino por un año para aprender español. Pero no fue suficiente tiempo. Y terminó quedándose para convertirse en un divulgador de la cultura china.
No solamente tiene el restaurante. En el 2004 levantó una escuela para aprender mandarín. Comenzó con tres estudiantes. Ahora tiene cerca de 600. Y a un costado del restaurante, tiene una tienda de artesanías, de dulces y de varios productos que revelan lo milenario de ese país.
Visita nuestros portales: