Brasil marca la moda de pieles exóticas

En el Salón Inspiramais de Porto Alegre se reúnen todas las empresas proveedoras de materiales e insumos de la moda. Foto: Cortesía Inspiramais
Las empresas brasileñas exportan pieles de serpiente, avestruz y pescado para la fabricación de calzado y ropa. En el Salón Inspiramais, de Porto Alegre, que se desarrolló el 19 y 20 de julio, reunió a proveedores de pieles aún más exóticas como de elefante.
El pirarucú (arapaima gigas) es un tipo de pez que vive en la cuenca del río Amazonas y es considerado uno de los más grandes de agua dulce; puede medir entre 3 y 4,5 metros de largo. Su piel es uno de los atractivos para la industria de la moda.
Nova kaeru es una empresa brasileña que se encarga de comercializar esta piel para los fabricantes de zapatos, carteras y otros productos de cuero. Gabriel Tardin, su gerente, comenta que 90% de sus clientes son internacionales, sobre todo de EE.UU. y México. El m2 cuesta unos USD 200.
Existen haciendas que tienen criaderos de pirarucú y también poblaciones que se dedican a pescarlos, todo bajo estrictos controles de sostenibilidad dictadas por el Instituto Brasilero de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama). “Existe un control de cantidad anual que puede ser pescado, así como el tamaño que deben tener. El pirarucú estaba en peligro de extinción. Con y después de ese manejo sostenible es un pez que existe en exceso”, señala Tardin.
La piel del piracucú es uno de los insumos de la moda que se exhibieron en la 26° edición del Salón Inspiramais, el 19 y 20 de julio pasados, en Porto Alegre. Esta feria conectó a 150 empresas brasileñas productoras de materiales para la moda con compradores de todo el mundo. En el Hub de Sostenibilidad de esta feria había un proyecto que está trabajando con la piel de tilapia con el objetivo de no desperdiciarla y empezar a pensar en una economía circular.
Otra de las pieles que se comercializa mucho en Brasil es la de avestruz. Al contrario de lo que muchos podrían pensar esta ave no es considerada como exótica en este país, existen muchos criaderos que aprovechan todo de ellas: huevos, carne, plumas y piel, incluso se elaboran cápsulas de óleo de avestruz.
“Desde hace 10 años estamos investigando al avestruz. Se puede hablar que está muy cerca del bovino su utilización, no desperdiciamos nada”, señala Marney Carminatti, uno de los investigadores del cuero del Salón Inspiramais.
Son pocas las marcas que trabajan con esta piel, de hecho se considera productos más sofisticados para quienes les gusta la cultura country. Strut es una de ellas. Curten la piel para venderla a los mercados internacionales para pequeñas empresas que fabrican botas, carteras, cinturones, entre otros productos.
Las pieles más exóticas

La comercialización de pieles exóticas está regulada por el Ibama y por Cites (Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de flora y fauna silvestres), con sede en Ginebra. La empresa Tre Anytry está registrada y cumple con los reglamentos de Cites para la comercialización de pieles a otros países.
Leandro Scur es administrador de Tre Anytry y explica que las pieles exóticas vienen de lugares donde se caza a los animales para controlar su población y también de haciendas que los crían para la industria de la moda. Entre las primeras está la serpiente python que es considerada una plaga en algunos países de Asia porque se reproduce mucho más de lo que el ambiente soportaría y se gestiona su población con el trabajo de biólogos y otros expertos.
“Las pieles tienen una trazabilidad. Son completamente rastreables. En el país donde nació se genera un número, que es una especie de pasaporte del animal. El cuero llega a Brasil, se curte y después se exporta a otros países y ahí existe un documento que garantiza la trazabilidad”, señala.
Otra piel que utiliza Tre Anytry es la de elefante, que viene de santuarios y otros sitios de conservación que tienen un manejo regulado. “Las especies están en un conflicto poblacional en el mundo. Hay que retirar de la naturaleza un determinado número de animales y para esos están los proyectos de conservación”, dice Scur.