El cineasta, escritor y periodista español David Trueba. Presentó su película ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO
El camino que David Trueba traza en el cine está abierto a accidentes y afluentes. Así surgió ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’, filme que inauguró el Festival La Orquídea Cuenca.
En el 2006 leía una noticia por los 50 años de que John Lennon estuvo en Almería –rodando ‘How I Won The War’-; entre las anécdotas estaba la de este profesor que había llevado a Lennon los cuadernos de sus alumnos con las letras de las canciones de ‘Revolver’: Anthony. “Es la clase de tipos que cambiaron España; que durante el franquismo, por debajo, hicieron las cosas bien para las siguientes generaciones”, dice.
¿Hay canciones que cambian las vidas?
No sé, pero las salvan. Hay momentos de crisis en las personas, donde se agarran a eso que, si la palabra no estaría muy gastada, se llamaría cultura; eso que cada persona tiene dentro cuando todo lo demás -su estatus, sus relaciones sentimentales- cae. Es el placer de una canción, una película, un libro… lo que conforma su manera de ser.
¿Beatlemaníaco? ¿Cuál es su relación con la música?
Muy beatlemaníaco. La música forma parte de mi vida como apreciación y envidia, es capaz de contar una historia en tres minutos y de provocar todas las emociones que están en una novela o película. Es curioso: si una persona está triste o enamorado pone canciones determinadas. Una de las razones que moderan la climatología humana viene de la música.
¿Cómo está su ‘climatología’ con respecto a la crítica?
Forma parte del oficio. Hay que tener capacidad de tomarla como la visión de uno; yo lo hago: opino y trato de contribuir a ese debate. A veces la encuentro previsible, se contagia de modas; se basa en quién es quién. Sería bonito que miráramos las películas con los créditos fuera. El escritor de cine tiene una misión: conectar a un futuro espectador con una película posible; pero hace una atalaya del yo.
¿El director también se permite caer en el divismo?
Claro… Y mucho, sobre todo el estrella, con nombre, premios y cierto prestigio. Hay que estar atento a no poner tu ego por encima de la película. El mayor error de las profesiones artísticas es la soberbia.
¿Y la alfombra roja?
Es un elemento de función promocional, pero si le concedes relevancia por sobre tu trabajo te equivocas; no aporta nada a tu experiencia profesional: hay que distinguir lo que es esencial de lo que es accesorio. Eso es decorativo y tenemos que hacerlo con la mejor cara porque la gente que está alrededor de la alfombra roja lo hace con una ingenuidad y una nobleza que merecen respeto; quieren ver glamour, ensueño…
¿El cine sigue siendo eso?
Cada vez es muy distinta la relación; pero no la perdería del todo. La gente debe tener cierta fascinación por los actores, actrices, directores.
Se dice que la celebridad es el mal de nuestros días…
No tanto como el aspirarla como fin de tu carrera. Un actor que se precia no quiere ser ‘celebrity’. Me gustaría que se los valorara por su trabajo, no por su aspecto o lo que dicen las redes sociales, esa batalla la tienen perdida; es decir, siempre perderá Cary Grant frente a Kim Kardashian. Lo que hay que reivindicar es a Katherine Hepburn: no caer en la tentación de hacer de la fama un valor; el más famoso no es el mejor.
Como director, ¿distancia o asume su postura política?
Trato de asumirla y contradecirla en el mismo esfuerzo.Veo películas donde la tesis política se transporta de manera sentimental a los personajes y me siento un estúpido. No comparto las ideas de una película que puede ser la más ‘progre’, pero donde el trabajador es siempre el honesto, el noble, el explotado; de pronto te dices como Buñuel en ‘Los olvidados’: “los pobres también pueden ser malos”. Eso te cuestiona y es lo más ‘progre’: hacer una apelación a la inteligencia, una invitación al debate.
Hoja de vida
Director, escritor, periodista. Nacido en Madrid, en 1969.
Hermano de Fernando Trueba. Se considera heredero de cineastas que optaban por la transparencia, por desaparecer frente a los personajes.
Entre sus obras, como guionista o director se encuentran ‘Amo tu cama rica’, ‘Soldados de Salamina’ y la inaugural de La Orquídea.