Afiche del filme de Diego Galán. Foto: Wikicommons
‘Con la pata quebrada’, de Diego Galán, presente en La Orquídea, muestra y propone sobre la representación en pantalla de la mujer y su situación.
Por si fuera poca la presencia de Carmen Maura, Victoria Abril, Ariadna Gil, Carolina Bang y Cecilia Roth –quien está por llegar a Cuenca-, el Festival Internacional de Cine La Orquídea ha colocado dentro de su programación el documental ‘Con la pata quebrada’, de Diego Galán, hombre de cine (documentalista, autor de libros, director de festivales, periodista y crítico).
Los primeros nombres dan cuenta de actrices reconocidas, quienes han interpretado papeles diversos y representativos –en más de una medida- de la feminidad contemporánea. Mientras que el título del documental, ya galardonado con un Goya, justamente aborda cómo se ha plasmado la situación de la mujer en el cine ibérico.
Si bien el filme de Galán traza una cronología, el mismo director ha dicho que no se trata de una historia, sino de una revisión. Pueden faltar títulos, pero los 180 de los cuales se toman fragmentos componen una narrativa inteligente. Desde los años 30 hasta el 2010, esas escenas corresponden con distintas perspectivas sobre los roles de la mujer, perspectivas en estrecha relación con los contextos sociales habidos en poco menos de ocho décadas.
Los conflictos de la Guerra civil, los ambientes represivamente conservadores del franquismo, el destape y los tiempos más recientes demarcan las etapas históricas. A través de todas se justifica –con varios matices- el título de la película, que proviene de un pasaje del Quijote y se ha conservado como dicho: “la mujer casada y honesta, en casa y con la pata quebrada”. El machismo que denota la expresión popular y la respuesta de cineastas ante ella abrazan la selección de escenas y el ritmo narrativo que apunta e ironiza.
Las visiones sobre el matrimonio, la injerencia de la religión católica, los postulados sobre la libertad del cuerpo y el aborto, el maltrato casa adentro, la lucha por reconocimiento en el campo laboral, la educación, la justificación o no del desnudo son algunos de los aspectos sobre los cuales Galán propone reflexiones.
Abierta la temática, el documental permite seguir pensando las dinámicas de tal representación en días presentes. La defensa, la denuncia y la reivindicación son superadas por el tono del discurso haciendo que los cuestionamientos lleguen de lo trivial y cotidiano a lo profundo y renovador.
Si alguna duda queda tras ver la película, las invitadas al festival pueden dar cuenta de lo que allí se dice… y ya no ‘con la pata quebrada’. Para bien.