Juan Carlos Macías, guía del Museo, en un recorrido por el lugar. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
La museografía del Museo Centro Cultural Manta usa murales e infografías para poner en contexto las piezas de su sala de exposición arqueológica, y explica de forma gráfica los procesos productivos de la cultura manteña. El cultivo de algodón, los trabajos textiles y el uso de pigmentación vegetal queda patente en las faldas y prendas en uno de los murales.
En las vitrinas se exhiben torteros y botones de cerámica con diseños prehispánicos, usados en el huso y telar en los trabajos textiles.
El museo del Ministerio de Cultura y Patrimonio fue reabierto en febrero, tras las afectaciones del sismo de abril del 2016, y cuenta con nuevas piezas arqueológicas. El terremoto afectó a vitrinas y siete piezas que fueron remplazadas con obras de la reserva. Cuatro de las cerámicas afectadas fueron restauradas, según informó personal de la institución.
La colección de la sala Manteños está formada por bienes patrimoniales de la Cultura Manteña (500 d.C – 1532 d.C), considerada la última población prehispánica del Litoral ecuatoriano, que sentó las bases de la identidad manabita y que da nombre a Manta.
Se distingue por la célebre silla en forma de U, con tallados de formas de animal para los chamanes y con figuras humanoides para los caciques, marcando una diferencia entre el líder espiritual y el político-administrativo.
También se distingue por la cerámica negra con tonos grises, colores alcanzados mediante ahumado. “En las figurinas hay la nariz aguileña, una fisonomía que se encuentra en zonas rurales de San Manteo, San Juan de Manta, Jaramijó o Puerto López”, explica Juan Carlos Macías, guía del Museo.
Una de las secciones está dedicada al trabajo con metal, en la fundición de cobre y hierro, proceso explicado en los trabajos gráficos.Las hachas se exhiben junto a pectorales de cobre y plata con figura zoomorfa para el chamán y antropomorfa para el cacique.
Incensarios, collares y colgantes de conchilla y un espejo de obsidiana se destacan en las 180 piezas exhibidas de una sala, que también explica los tipos de entierros. La captura de la concha Spondylus consta en una gran infografía que ocupa una de las paredes, con los puertos de intercambio comercial de Ecuador a México.
Una réplica de las balsas y la infografía muestran las características de las balsas manteñas de 50 metros de largo, cinco direccionales, velas de algodón y una gran capacidad de carga para trasladar productos.En el gráfico se destaca cómo los manteños buceaban a pulmón en arrecifes de 25 metros de profundidad.
La especie ‘princeps’ se encontraba a mayor profundidad. “Era un proceso más de muerte que de vida, se hundían con una piedra mortero atada alrededor de la cintura y amarrada con una liana a la balsa”, indica Macías.