Prevenir antes que lamentar reza un viejo adagio popular. Este refrán puede aplicarse al país, que vive un verano intenso pero que, en un tiempo más, entrará en la época invernal, con todo lo que esta conlleva.
Entonces aparecerán las goteras, las grietas, las eflorescencias y los hongos. Todos productos de la humedad, el principal enemigo de las viviendas cuando el invierno arrecia.
En ocasiones, el origen del problema procede del exterior de la vivienda: agua de lluvia que se filtra por las cubiertas, la obra de albañilería o de carpintería e, incluso, los cimientos del inmueble (humedad por capilaridad).
En otras, el daño procede del interior de las habitaciones: tuberías defectuosas o viejas, lavabos y fregaderos en mal estado, condensación en las ventanas…
¿Cómo prevenir estos daños? Para evitar estas situaciones, explica el maestro Carlos Collantes, es fundamental localizar el origen de la humedad interior y actuar de inmediato antes de que los daños se agraven.
Para minimizar los riesgos de filtración o goteo de agua en las viviendas, explica la revista digital Consumer, se deben tomar ciertas precauciones. Primero hay que revisar que las conexiones, las juntas y las masillas estén en buen estado y que no haya ninguna fuga de agua.
Ante cualquier indicio de fuga, explica Collantes, hay que sellarla; es decir, taparla, cambiarla o reforzarla (según sea el caso) con el producto impermeabilizante más adecuado para cada trabajo.
En el mercado nacional hay un gran menú de estos químicos, fabricados por empresas como Chova, Sika, Aditec, Plastocrete y varios más.
Consumer recomienda una acción efectiva: siempre que sea posible es apropiado situar los puntos de agua (lavabos, ducha, fregadero y bañera) a cierta distancia de la pared. Otra alternativa consiste en instalar una hilera de baldosas de yeso hidrófugo para delimitar y evitar las filtraciones de agua.
Si la habitación tiene tabiques de yeso o gypsum y la humedad se filtra en ellos es necesario reparar el revestimiento.
En esos casos, es aconsejable optar por paneles de yeso hidrófugos (resistentes al agua). Estos se reconocen por su color, a medio camino entre verde y azulado, que es posible pintar, empapelar o embaldosar.
En el medio, sin embargo, explica Collantes, se utiliza mucho impermeabilizantes laminados, algunos asfálticos, otros plásticos o vinílicos y otros más con aleaciones (aluminio)…
Estos materiales son, por lo general, sencillos de colocar puesto que se instalan como si fueran calcomanías.