El artista de 60 años de edad finaliza su obra ‘La chola cuencana vendiendo canastos en el mercado’. Fotos: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
La serie Rostros del Ecuador es una de las obras del escultor azuayo Pablo Cordero. Se trata de 14 cuadros de cerámica que muestran al mundo la cultura de los pueblos y busca rescatar la variedad de etnias que existe en el país.
En ese grupo constan tres personajes de Azuay: la chola cuencana, una tejedora de sombrero y una niña con una herramienta de labrar la tierra en su hombro (pico). De Loja: un saraguro y una niña saragureña. De la Sierra centro: la salasaca y la viejita; mientras de la Amazonía: un zápara. De Cañar: una niña con flores, un niño pensativo y una mujer cargada a un niño. De Otavalo: una niña y una mujer con un niño. Se completa con una cayambeña. Son cuadros en formatos de 25 centímetros de largo por 20 cm de ancho, fáciles para su traslado.
Según Cordero, su temática es costumbrista y el objetivo es rescatar la cultura con los personajes de cada etnia, quienes conservan los atuendos y sus costumbres. “Nuestro país es multicultural y multiétnico, que tiene un gran valor que debe ser destacado”.
El 2015, el escultor ecuatoriano fue invitado por el Consejo Mundial de Artesanías para una exposición de sus obras en China. Luego recibió otra invitación de la Universidad de Shanghái para hacer un intercambio con estudiantes de arte sobre sus trabajos y técnicas en el modelado.
El artista de 60 años se enamoró de la escultura desde niño, cuya experiencia se refleja en sus obras, elaboradas minuciosamente y con una técnica depurada. En su taller de siete metros de ancho por 16 m de largo se destacan otros trabajos con motivos indigenistas.
Por ejemplo, en uno de los espacios sobresale un cañari con zamarro, poncho corto, sombrero y soplando la quipa, parado en las piedras del Complejo Arqueológico de Ingapirca. La quipa es un instrumento hecho de caracol marino y sirve para convocar a la gente a reuniones o mingas.
Además, hay un personaje como taita carnaval que usa zamarro, lleva en su brazo derecho una caja ronca o tambor. Su idea es rescatar los instrumentos propios de los pueblos, como el rondador, la flauta…
La escultura en tercera dimensión de personajes de la serranía ecuatoriana: cañari, chola, otavaleño, saraguro…
Entre los trabajos de mayor complejidad están un saxofonista de una banda de pueblo. El saxofón es de cerámica bañado en oro. Otra obra que toma tiempo es la chola cuencana vendiendo, en el mercado, canastos de diferente tamaño.
Sus clientes son turistas de Estados Unidos, España, Canadá, Italia, Alemania, Suiza, Taiwán, Chile, Brasil… En Ecuador, de lo que se conoce, sus obras están distribuidas en la mayoría de provincias. Los precios están entre USD 48 y 200, depende de su complejidad y del tamaño de figura.
El primer paso del proceso para la elaboración de la escultura, en tercera dimensión, es el personaje. Para ello, el artista contrata un modelo, a quien le fotografía en la forma cómo será plasmada la obra. Con plastilina moldea las diferentes partes del cuerpo.
Luego elabora una réplica en material más resistente (yeso extraduro). De allí ya puede sacar moldes para reproducir la pieza en cerámica que ingresa al proceso de matricería.
Posteriormente, la figura de arcilla se quema en un horno a 1 050 grados centígrados y, finalmente, se procede a la decoración. Se utiliza acrílico y se cubre con pátina. Es un sombreado que protege a la pintura y resalta su escultura.
Su esposa, Caty Cedeño, es quien le ayuda en la decoración y en la administración del taller. Ella asegura que el modelado de las piezas puede demorar hasta tres meses. Cordero, con cierto orgullo, asegura que “aquí nace la idea y sale la figura terminada”.
En el 2011 y 2014, tras una exhaustiva evaluación de sus obras, la Unesco le nominó al premio a la excelencia artesanal para los países andinos. De esa manera, representó a Ecuador en dos ocasiones, con motivo de las exposiciones internacionales en Lima, Perú, y Cuenca, Ecuador.
En la Décima Bienal de Cuenca hizo una exposición paralela de sus obras, como reconocimiento a sus trabajos y a su trayectoria. El artista se muestra feliz porque su esfuerzo es reconocido fuera del país.