Las cabañas se construyen junto al bosque de las comunas, como una forma de conectarlas con la naturaleza. Fotos: Juan Carlos Pérez / para EL COMERCIO
El centro cultural Shuyun de la nacionalidad Tsáchila se convirtió en un laboratorio para las técnicas de la construcción de nativos y mestizos en Santo Domingo.
La iniciativa fue de su propietario, José Aguavil, quien en el marco de un proceso de reconstrucción de ese centro ancestral quiso que se fusionaran ambas destrezas.
En julio del 2016, Aguavil invitó a Evangelio Barragán para poner en marcha el proyecto dentro de la comuna El Poste, ubicada en el kilómetro 10 del baipás Quevedo- Chone.
La idea era tumbar las antiguas chozas y levantar ocho nuevas, pero esta vez con base en otros materiales, principalmente la caña de bambú.
Este ensayo pondría fin a 15 años de una construcción autóctona dominada por el pambil y la latilla de caña ordinaria.
Las varengas sostienen estructura del techo de toquilla.
La primera idea de Aguavil fue construir una cabaña en forma de cruz, de una manera tal que se combinaran los cuatro elementos de sus creencias como el fuego, el aire, el agua y la tierra. Cuenta que tuvo una revelación y eso lo animó a llevar a la realidad ese propósito.
Barragán es experto en el manejo del bambú gigante y conoce el proceso de curaduría y el tratamiento que se debe aplicar a ese madero.
Pero confiesa que no tenía idea de cómo hacer la choza, hasta que luego comprendió que se trataba de una mezcla de técnicas y, entonces, se puso manos a la obra, siempre junto a Aguavil.
La cabaña es de 5 x 5 metros y toda su composición es de bambú, excepto el techo que lleva paja toquilla. Las otras siete varían entre los 15 x 8 m y 8 x 5 m.
Las chozas se utilizan para rituales y sitios de acogida.
Los pilares son de dos metros de altura, mientras que las paredes llevan trechos de un metro y están colocados de forma simétrica, para asegurar que la luz exterior se filtre al mínimo dentro de la covacha.
José Aguavil tuvo especial cuidado para que el corte del bambú se realice siguiendo sus costumbres.
Vigiló de cerca que este sea cortado en el bosque en cuarto menguante, porque eso asegura su permanencia en el tiempo, conforme a las creencias de los tsáchilas.
También pidió que únicamente se utilice el machete y el hacha para dar tratamiento a la madera.
El bambú representa el 90% de la composición.
Para Aguavil esa es una forma de ser fieles a sus principios, pese a que se trabajaba con materiales distintos a los usados antaño.
El maestro en bambú, Evangelio Barragán, dice que esta caña puede durar unos 30 años dentro de una estructura.
Pero cree que con la técnica tsáchila y sus creencias, los años de vida podrían extenderse a 50 años.
El proyecto de José Aguavil está avanzado en un 30% y tiene una inversión de USD 10 000. Elcentro cultural Shuyun, que del idioma tsáfiqui al español significa arco iris, es un muestrario para los turistas.
La decoración exterior recoge formas innovadoras.
La mezcla de técnicas en la construcción fue seguida por los visitantes, que también quisieron poner su aporte para esa obra ancestral tsáchila.
Al menos unos 20 turistas de Alemania, Suecia y Argentina colaboraron en el corte de la paja toquilla que se necesitó para el techo de las cabañas.
La iniciativa de los turistas seguirá este fin de semana.