Las vasijas con iconografía propia de la cultura y dos caras representan la dualidad. Foto: Pavel Calahorrano/EL COMERCIO
Con límites en el río Chota, en Ecuador y en el río Guáitara, en Colombia, la cultura Pasto, de donde proviene el gentilicio pastuso, se origina en Carchi e Ipiales.
Los artesanos de la zona de Carchi mantienen viva la identidad ancestral de esta cultura mediante la elaboración de artesanías con formas e iconografías tradicionales.
El Museo Etnohistórico de Artesanías del Ecuador recoge algunas de las réplicas de figuras ancestrales de esta cultura, los expone y comercializa como una forma de incentivar la economía de las familias artesanas y, especialmente, de mantener viva la identidad de los pueblos antiguos.
Figuras de mujeres se plasman en canasteras, vasijas y cándulas (una especie de estaca que se clavaba en la tierra para fertilizarla).
Las figuras originales tendrían de 1 000 a 2 000 años de antigüedad, afirma Catalina Sosa, directora del Museo. De estas representaciones ancestrales, en el lugar se exhiben las respectivas réplicas.
Las vasijas que realizan los artesanos de varios talleres de la provincia del Carchi tienen dos caras en representación de la dualidad de la vida: una de sus creencias tradicionales.
“En las artesanías de esta cultura se recuperan los diseños antiguos, con símbolos ancestrales importantes para nuestros antepasados”, dice Sosa.
Sapos, en representación de la fertilidad; personas tomadas de la mano, como símbolo de comunidad; y diseños en zigzag para representar las montañas son algunas de las evidencias de la simbología Pasto.
El sol característico de la cultura, tomado por Guayasamín para sus trabajos de arte, se plasma en platos que se ofrecen desde USD 8.