El antiguo patio central se reformó, pero sigue siendo el eje interactivo del inmueble. Foto: www.divisare.com y ww.archdaily.com
La arqueología urbana es una de las nuevas ramas de la arquitectura y el urbanismo. Su fin es recuperar inmuebles derruidos -o casi- para insuflarlos de una nueva vida y que, así, sean útiles por más tiempo.
Un ejemplo actual de esta técnica es el nuevo Hotel Carlota, emplazado en la colonia (barrio) Cuauhtémoc, de Ciudad de México, una obra de rehabilitación liderada por el taller mexicano JSa (Javier Sánchez + Aisha Ballesteros).
Estos arquitectos convirtieron los 1 326 m² del decadente Hotel Jardín Amazonas en un nuevo, ergonómico y vibrante hotel de 36 habitaciones, cada una con su toque especial, según una nota aparecida en el portal Archdaily.com.
Apenas ‘googleamos’ el sitio, encontramos dos fotos antiguas donde nos llamó la atención el patio central, que aparecía como un oasis dentro de la ciudad, explicó Sánchez.
“Además, nos atrajo la decoración setentera, el tapete de pasto artificial y la vestimenta de quienes tomaban el sol junto a la alberca. De eso, no quedaba nada más que la estructura típica de un motel, con pasillos exteriores que balconeaban al patio, así como innumerables capas de recubrimientos, agregados, escalones y pegotes, como decimos comúnmente los arquitectos”.
Por eso, el trabajo de rehabilitación fue largo y tedioso y supuso un cambio radical. “La decisión de qué elementos conservar y cuáles retirar fue un proceso lúdico y de descubrimiento gradual”.
La fachada principal, remodelada en los 80, permaneció intacta. El toque contemporáneo estuvo en cubrir el edificio con una piel de vidrio espejo. Se evitó el acceso por la fachada principal y se abrió otro lateral en el estacionamiento vecino. Se quitaron las varias capas de ‘acabados’ y se dejaron varias paredes ‘en vivo’.
El patio central se volvió el espacio público con más actividad. El restaurante está diseñado bajo los mismos criterios del hotel. La tienda/galería y la biblioteca son espacios integrados uno con el otro, rompen las barreras entre ellos y crean la sensación de no existir un límite que los defina.