Víctor Vizuete E.
Editor
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En la actualidad no se concibe al diseño separado de la publicidad. Pero no siempre fue así. Los expertos afirman que el punto de partida del diseño industrial fue en 1777, con la construcción del puente de hierro de Coalbrookdale, Inglaterra.
Además aseveran que el término ‘design’ también se dio en ese país, siendo su autor el funcionario Henry Cole.
A partir de esa fecha el desarrollo del diseño ha seguido un crecimiento desigual, pero constante.
A finales de los ochenta se inició la tendencia a adaptar los objetos al cuerpo humano y, desde los noventa se rescató lo lúdico para incorporarlos a los objetos y accesorios.
Esta bitácora desemboca en el actual estado del diseño, o lo que la revista Time define como la ‘economía del diseño, el punto donde la prosperidad
Este componente, el ‘marketing’, es en la actualidad parte indisoluble del diseño de alta gama; una categoría que ha irrumpido con fuerza en Quito durante el último quinquenio. Marcas top como Alessi, Umbra, Foscarini, Kartell… son ahora moneda corriente en las tiendas de caché, que se esfuerzan por traer los últimos trabajos de Karim Rashid, Philippe Starck, Konstantin Grcic o Patricia Urquiola, los mágicos gurús del momento.
Los antiguos quiteños tenían un refrán que decía ‘adonde van los futres (ricos) ahí está la plata’. Pues eso se refleja en su verdadera magnitud en los almacenes de muebles y accesorios decorativos.
La gran mayoría se agrupa alrededor de la av. Eloy Alfaro, la ‘gran vía’ del diseño en la capital. Y la tendencia es abrir sucursales o nuevos ‘showrooms’ en Cumbayá, la zona actual más exclusiva .
¿Cuál será el próximo destino? ¿Tanda? ¿Lumbisí? ¿Tababela?