Existen varios productos prefabricados que reemplazan al ladrillo y al bloque. Algunos de estos elementos comunes tienen que ver con el hormigón, otros no.
En Loja, esos sistemas no tradicionales ingresan poco a poco. Uno de estos es el Hormi 2, un sistema que utiliza planchas de poliestireno expandido (una especie de espumaflex) con mallas electrosoldadas de acero. Lo comercializa la Mutualista Pichincha.
Otro sistema usado en la ciudad sureña es el Hormypol. Alberto Briceño es el creador del producto que fue patentado, en el país y fuera de él, en el 2006.
El principio básico es la combinación del poliestireno expandido (espuma) y un microhormigón vibroprensado -simple o reforzado- en el que se utilizan materiales pétreos y otros muy comunes en el mercado.
Todos los materiales se utilizan con un estricto control de la dosificación y la calidad de los áridos (arena), cemento, fibra, agua y mallas metálicas.
Los materiales, asimismo, se procesan en condiciones de alta densidad por la acción mecánica incorporada a la mezcla. Y se complementan con la utilización de formaletas sintéticas, para la obtención de superficies con cualquier textura, finura o acabado.
Briceño explica que la combinación de estos dos elementos, -espuma de poliestireno y microhormigón- permiten obtener cualquier elemento con una sustancial reducción de peso (menor a 1 g/cm³), sin que esto represente sacrificar las propiedades mecánicas (resistencia a los esfuerzos), estabilidad al paso del tiempo e impermeabilidad que brindan tanto el microhormigón como el poliestireno expandido.
El usuario, al adquirir Hormypol, puede ser asesorado en la cantidad que debe comprar, de acuerdo con el diseño de la vivienda. Además, en la forma de colocar cada una de las placas.
En el barrio La Inmaculada II, emplazado al occidente de la ciudad, 16 casas fueron edificadas con estas placas. Cada vivienda fue construida en cinco días laborables, con dos maestros de la construcción.
Para edificar una vivienda modular, lo primero es limpiar el terreno. Luego colocar las riostras o pilastras, que pueden ser en hormigón, acero o madera. Luego se procede al machihembrado de las placas de Hormypol.
Briceño dice que la construcción modular es reciclable. Esto debido a que se puede desarmar el inmueble y volverlo armar en otro espacio de terreno. “Nada se pierde porque la misma placa se utiliza para armar la casa. Además, son sismorresistentes, porque si existe un movimiento la casa no se triza, simplemente se separa en las uniones o machihembrados”.
Un sistema similar se usa en el extranjero. Giovanni Torres, lojano de 35 años, retornó del país ibérico hace un año. Él trabajó por 10 años en el área de construcción en diferentes ciudades de España.
Torres asegura que elaboró múltiples casas con el sistema de ensamblado de placas prefabricadas. Estas pueden ser de hormigón y madera. De acuerdo con la dimensión de la construcción, estas placas pueden llegar hasta unos 50 centímetros de espesor.
En Loja, Torres ha trabajado con este sistema. La mayoría ha sido en la reconstrucción de interiores con placas prefabricadas. El lojano dice que la de madera tiene el valor agregado de que es considerada ecológica.
Dos sistemas nuevos
Las edificaciones tienen características de termoacústicas. Se adaptan a climas diversos. Las placas que son comercializadas miden 1 x 1,30 metros y su precio fluctúa entre USD 25 y USD 30.
Para armar una placa de madera para construir una casa se usa madera decorativa, aglomerado, espuma de poliestireno o fibra de vidrio. “Se acoplan estilo ‘sándwich’ y se arman según la medida”, dice Giovanni Torres .