Las construcciones privilegian los sistemas y los materiales constructivos ancestrales, como la piedra y la paja. Foto: Glenda Giacometti/El Comercio
El estilo constructivo de la cultura Puruhá es el atractivo más publicitado en el Centro de Turismo Comunitario Pucará Tambo, ubicado en Cacha, a 30 minutos de Riobamba. Los acabados rústicos, las paredes gruesas y los techados altos son las características más destacadas de la arquitectura de esa etnia.
El Centro cuenta con siete cabañas para alojamiento, un museo, un restaurante y una plaza ceremonial. Las 10 edificaciones fueron construidas para que los turistas puedan experimentar el estilo de vida de la gente nativa.
“Nuestra construcción es uno de tesoros más valiosos, porque a diferencia de la arquitectura moderna y las casas lujosas de las ciudades, nuestras casas son saludables, producto de la sabiduría de los taitas”, afirma Segundo Sucuy, administrador del lugar.
El punto focal del diseño arquitectónico es el museo, construido en forma circular sobre un espacio de 30 m². Además, está edificado junto a la plaza donde se efectúan las ceremonias andinas, pues según la cosmovisión andina es un sitio privilegiado.
Las ventanas, que tienen forma de pirámide trunca, son un símbolo de la creencia indígena en un ser superior y están alineadas con la salida y entrada del sol. Pero, además, tienen una función importante en la resistencia de los muros, pues soportan mejor la presión de las paredes.
Las cabañas de alojamiento son las edificaciones que más agradan a los turistas extranjeros que visitan el sitio. Cada una fue nombrada en honor a los reyes y personajes destacados del pueblo Cacha.
Las fachadas lucen rústicas, como las casas originarias, pero en el interior están equipadas para la comodidad de sus visitantes. Los muros están hechos con bloques de cancahua, un tipo de tierra porosa que al combinarse con estiércol de camélidos se compacta y endurece.
Según los nativos, este material absorbe la energía solar y la libera en las noches, por lo que las casas nunca se sienten frías. Además, permite la circulación del aire y de la energía de sus visitantes.
El restaurante también se construyó inspirado en la cocina de una casa originaria, pero se modificó para hacerlo más espacioso y cómodo para recibir a los turistas.
En los muros anchos hay tukos, una especie de repisas empotradas que se utilizaban para colocar vasijas con huevos, lámparas u otros objetos pequeños.
El centro turístico fue construido con fondos públicos en 1994 y está ubicado en la cima del cerro más alto de Cacha. En la antigüedad, ese lugar fue utilizado por los nativos como un espacio de encuentro para las 23 comunidades.
Por eso fue nombrado Pucará Tambo, un término kichwa que significa centro de convocatoria y descanso para todos los turistas.