El movimiento político suscitado en los últimos días, que puede considerarse como preelectoral, advierte sobre los giros, subidas y bajadas de la que seremos testigos. Hay tres elementos en juego: la crisis de seguridad, las precandidaturas presidenciales y la nueva discusión sobre la eliminación de los subsidios a la gasolina. Sin duda, si no se maneja con cuidado, más de uno saldrá, al menos, mareado.
Vamos por partes. Respecto a la seguridad, sabemos que, de acuerdo con las estadísticas oficiales, el número de asesinatos ha disminuido de manera general, pero los problemas, especialmente de vacunas o extorsión, así como de secuestro exprés, continúan. Estos delitos, por su naturaleza, es decir, por el miedo que infunden los grupos delincuencias de represalias, no siempre son informados a las autoridades. Internamente, los grupos delincuenciales siguen en su puja por apoderarse de rutas o espacios para continuar con su actividad delictiva. Desde los Estados Unidos se sancionó a Los Lobos y se la ratificó como la organización más fuerte al momento. Las posibilidades que la acción armada termine son poco probables, como también es muy difícil que se trabaje en desarrollo en las zonas más vulnerables y críticas por la acción de estos grupos.
Los precandidatos presidenciales -al menos ya hay cinco y se han presentado como tales en los espacios públicos- se lanzan a la arena política sin la construcción de una base sólida, sustentada en la unión y el trabajo en conjunto de amplios sectores de la sociedad para enfrentar a la criminalidad y a la pobreza, como dos de los problemas más importantes del Ecuador. Se han limitado prácticamente a decir lo que se dice en todo inicio de campaña y que puede resumirse en un ya llegué.
Esto ocurre en medio del debate generado desde la propia Presidencia, sobre quién reemplazará a Daniel Noboa mientras hace campaña, más allá de que la norma constitucional establece que sea su vicepresidenta. Presidente y vicepresidenta mantienen una diferencia que debe ser grave para que las cosas estén en el punto que están. Sin embargo, públicamente, nunca han dicho qué fue lo que pasó. A esto se suma que la justicia investigará a Verónica Abad por el caso Nene, en donde está involucrado su hijo.
El lío no termina ahí. Los cambios de bando en la Asamblea Nacional se han vuelto pan diario. Los legisladores o asambleístas están en pleno reacomodo. A esta altura de las cosas no necesariamente es para garantizar gobernabilidad o hacer el trabajo que deben hacer, ellos también están en modo elecciones.
Los sectores sociales, por ahora indígenas y transportistas, no quedan por fuera de este escenario. Mientras el Gobierno hace algunas acciones para mostrar que sí habrá subsidio, ellos se adelantan a decir que no ha habido ninguna negociación. La subida del precio de la gasolina no es una medida fácil y el país ya sabe en qué ha concluido varias veces: protestas, movilizaciones, paro.
Así que, estimado lector, mezclemos estos ingredientes y disfrute los próximos meses en nuestra montaña rusa política.