Fausto Segovia Baus
Actualidad de Montesquieu
La democracia es un modelo imperfecto que persigue el bien común. Las Ciencias Políticas han tratado de explorar y explicar la razón del Estado y sus instituciones, desde diferentes perspectivas y contextos.
No obstante, se percibe que las democracias reales se han alejado de las teorías, otrora consideradas referentes-, y en muchos pueblos de la Tierra reina el desencanto, e inclusive el pedido recurrente a construir otros modelos que las sustituyan. ¿La anti política?
Las constituciones y las enciclopedias de la política son esfuerzos importantes, y no han logrado incidir en sociedades como la nuestra, que asisten a la demolición de las instituciones democráticas, y entre ellas los partidos políticos. Pero, aclaremos: el sistema de Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu, filósofo y jurista francés de la Ilustración, conocido como el padre de la separación de poderes, es inobjetable; el problema es la aplicación.
Como contrapunto han surgido voces: la denominada anti política, de carácter tecnocrática, que reniega de la democracia al catalogarla como ineficaz o demagógica, y la anti política populista, que denigra la política democrática al intentar sustituirla por una autocracia amparada en el supuesto interés del pueblo.
La democracia en el Ecuador -en varios tramos de su historia- sigue convertida en una quimera, porque se ha quedado en las formas. Y este formalismo -expresado en una maraña de leyes y reglamentos que no se aplican, o se aplican a conveniencia- ha matado la esencia del estado de derecho, por la influencia malsana del maniqueísmo, las interpretaciones antojadizas y el abuso del poder.
Bien dice Montesquieu: “La democracia tiene dos excesos que hay que evitar: el espíritu de desigualdad, que conduce a una aristocracia, o al gobierno de un solo individuo; y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo, pues el despotismo de un solo individuo termina por conquistar. Para llegar a ser verdaderamente grande, hay que estar con el pueblo, no por encima de él”.
¡Evitemos esos excesos!