En esta sala se aprecian las Eames Molded Plastic Rocket Chair y la Plywood Lounge Chair de Herman Miller. Foto: Vicente Costales / CONSTRUIR.
Los clásicos del mobiliario siguen vigentes en el interiorismo actual. Estas piezas se aplican en espacios de diferentes estilos y con utilidades diversas, tanto en las áreas familiares como en las privadas de cualquier vivienda.
Aunque, en algunos casos, ciertas características del mobiliario original se innoven, la herencia de los grandes diseñadores se mantiene, a través de réplicas, piezas producidas bajo licencia e incluso creaciones originales.
Sillas como la LC1 y la LC2, de Le Corbusier, se pueden complementar con el daybed Barcelona, de Ludwig Mies van der Rohe, en la sala de una residencia de corte minimalista, en la que los espacios sociales estén integrados y se exhiban al natural materiales como el hormigón y el acero.
Versiones de la BKF se usan para interiores y exteriores. Foto: Diego Pallero / CONSTRUIR.
El arquitecto Bernardo Bustamante asegura que los muebles que tienen hasta 100 años, desde su diseño, son pertinentes en espacios contemporáneos por su funcionalidad.
Esto, gracias al empleo de materiales como el acero cromado y la vaqueta de cuero que, además, los hacen duraderos. “Son muebles que nunca pasarán de moda, porque aportan con la arquitectura minimalista y el famoso ‘less is more’, de Mies van der Rohe”, dice Bustamante.
Asimismo, un ambiente social contemporáneo, caracterizado por una mayor calidez, se puede adecuar con una silla Barcelona, acompañada del clásico apoyapiés, que Van der Rohe diseñó en conjunto con el daybed y la mesa de acero y vidrio, en 1929, para el pabellón de Alemania de la Exposición Internacional de Barcelona.
La silla Acapulco se creó en los años 50, en México. Foto: Diego Pallero / CONSTRUIR.
La arquitecta e interiorista Carolina Zambrano sugiere acompañar esta pieza del diseño con un sofá en L, manteniendo una armonía cromática entre los muebles y los accesorios, en una escala de negros y grises, hacia el blanco.
El arquitecto Roberto de la Torre propone para el área social de la casa sillas como la Brno, también diseño de Mies van der Rohe, en 1929; la Wassily, de Marcel Breuer o la ampliamente reproducida a nivel mundial, BKF o Butterfly (mariposa), que se usa tanto para interiores como para patios, terrazas y jardines, al igual que la silla Bertoia.
De la Torre también habla de la silla Pollock. Se la puede ubicar en el área social o estudio, por su diseño y ergonomía.
La silla Barcelona se diseñó para el pabellón alemán de la Exposición Internacional de Barcelona, en 1929. Foto: Patricio Terán / CONSTRUIR.
Entre las alternativas para ambientes actuales se destaca un diseño proveniente de la Latinoamérica de los 50. Se trata de la silla Acapulco, cuyo autor se desconoce, pero sí se sabe que se creó en la playa de ese nombre, ubicada en el Estado de Guerrero, en México.
Se trata de una pieza fabricada con una estructura metálica y cable plástico, elaborada con referencia en los antiguos tejidos mayas. Actualmente, la estructura se pinta al horno y el plástico de PVC tiene protección UV para garantizar durabilidad y resistencia.
La Wassily fue diseñada por Marcel Breuer, en 1925. Foto: Diego Pallero / CONSTRUIR.
Ramón Torres, de Estudio Aura, incorpora esas sillas en ambientes modernos. Asegura que la pieza irradia la nostalgia de su época, traída a lo contemporáneo, creando contrastes interesantes, gracias a sus colores vibrantes.
Las sillas Eames, de los hermanos de Charles y Ray Eames son la referencia para reproducciones contemporáneas en diferentes formatos. Ahora, estas sillas han adoptado diversos colores y tapizados para espacios joviales.