En la vivienda se utilizaron sistemas constructivos sustentables para la recolección de aguas lluvia para riego y para el calentamiento de agua con el uso de paneles solares. Fotos: Cortesía Felipe Palacios
Con vistas hacia el valle e Ilaló, la Casa Jardín es el resultado de una serie de operaciones e investigación para lograr una armonía entre la arquitectura y el paisaje natural.
Este proyecto, desarrollado por la firma de arquitectos Architekten, se asienta sobre una plataforma que cuenta con una vista privilegiada en San Juan Alto de Cumbayá.
A la vez, colinda con una quebrada natural y presenta una ligera pendiente negativa, explica Felipe Palacios, arquitecto de la obra.
Señala que la residencia partió como un volumen abstracto. Además, fue un motivo para emprender una investigación a través del diseño de operaciones entre la arquitectura y el paisaje. Estas operaciones elementales son: reciprocidad, materialidad, espacialidad.
Materiales como la madera están presentes en la obra.
El arquitecto habla de cómo cada una de esas es parte central del proyecto. En cuanto a la primera, indica que el jardín es la pieza fundamental, de ahí el nombre de la obra.
Una estrategia dentro de esta operación fue generar un muro como pauta.
De esta manera, los bloques de servicios se ubican en los extremos para delimitar una relación muy cerrada con los vecinos. Así, las aberturas son muy controladas hacia el frente y los lados. Se establece un programa con un área social versátil y una biblioteca-estudio conectadas a través de un espacio híbrido entre el interior y exterior, de esta forma el núcleo de la vivienda está en relación directa con el jardín posterior.
En cambio, en la planta alta la vista hacia el valle y las cadenas montañosas lejanas se logran mediante aperturas situadas de forma estratégica y de una manera más generosa y abierta en la terraza accesible.
Las aberturas con las líneas de madera permiten el ingreso de abundante luz natural.
Según Palacios, como parte de la investigación la casa se pensó para dividirla, en un futuro, en dos departamentos que funcionen de forma independiente. Aquello por si alguno de los propietarios tuviera un impedimento físico que no le permitiera subir escaleras. Las instalaciones necesarias fueron previstas en la obra para que la transición fluya libre de inconvenientes. En cuanto a la materialidad, la vivienda tiene ladrillo, concreto, madera y metal que se dejaron visibles.
La experimentación con novedosos sistemas constructivos fue otro punto importante. En uno de ellos utilizaron ladrillo industrial para contar con el aspecto cálido del ladrillo visto, pero con un terminado más limpio y uniforme. Esta estricta resolución de detalles formales y sistemas constructivos precisos generan una pureza geométrica, simplicidad formal y continuidad espacial.
Se utilizó ladrillo industrial para obtener un acabado más limpio y uniforme.
En el proyecto también se usó un sistema de reutilización de aguas lluvias para riego e inodoros, al igual que un sistema de calentamiento de agua mediante paneles solares que se implementaron como parte de una estrategia sustentable de la propuesta.
Finalmente, en cuanto a la espacialidad, se concibió el área como un elemento dinámico articulando las zonas interiores. Estas se caracterizan por el vacío, las grandes aberturas y la presencia de las líneas de madera. Estas últimas se pensaron para que delimiten y tamicen la luz generando sombras y una especie de texturas que aportan carácter y temperatura a las diferentes estancias de la residencia.
Con todos estos elementos, se busca la transparencia e importante continuidad visual hacia el jardín y las vistas principales del entorno natural que rodea a la casa. Así, el área social y privada cuenta con luz natural constante. La idea de esto es procurar depender menos de la forma y más de las contingencias del programa y del sitio de ubicación.