La madera otorga un toque de calidez a la arquitectura moderna o contemporánea. Foto: Diego Pallero/ CONSTRUIR
Una arquitectura con mayor riqueza y expresión se logra con materiales en su estado más natural. Ladrillo, bloque, cemento y hormigón son algunas de las opciones que se dejan sin recubrimientos para proporcionar carácter a espacios exteriores e interiores.
En Quito y sus alrededores hay varios ejemplos de ese tipo de arquitectura que, según los profesionales de la rama, apareció en los años 70 y que todavía apuesta por explorar las bondades de los materiales.
Se toman como referentes a autores ecuatorianos como Jaime Andrade Heymann, Milton Barragán y Ovidio Wappenstein, por su aproximación al espacio y a la materialidad.
El bloque visto es una alternativa para interiores. Foto: Diego Pallero/ CONSTRUIR
Gonzalo Diez, de la firma Diez + Muller Arquitectos, indica que materiales como el hormigón, por ejemplo, proporcionan un valor estético importante a la arquitectura.
Tenerlo visto, comenta, ofrece mucho más valor que una pared pintada. Se trata de una forma atemporal, de una arquitectura que no pasará de moda.
En Torre 6 (T6), por ejemplo, esta firma realizó un diseño que muestra el hormigón en su fachada y en algunos ambientes interiores. El arquitecto indica que, con eso en el producto final, queda plasmado el proceso de construcción.
Para ese estudio, que maneja una filosofía de “sincerarse” con la arquitectura, usar materiales expuestos es la mejor forma de alcanzarlo. Pero mientras se exploran las bondades de los materiales también sucede una conjugación con otros elementos de la arquitectura de un lugar.
Diez menciona, por ejemplo, que la riqueza del hormigón visto se puede combinar con una pared pintada de blanco o un techo de gypsum. Así se crean efectos que dan calidez. Igual sucede al conjugarse con madera. Se crean contrastes interesantes y se logra que una arquitectura moderna o contemporánea no sea fría.
Para el arquitecto Mario Cueva, este tipo de arquitectura, además de proporcionar beneficios estéticos, tiene intenciones arquitectónicas y constructivas que desencadenan en varios beneficios.
La fachada de hormigón visto de la Torre 6 se expone en el norte de la capital. Foto: Galo Paguay/ CONSTRUIR
Considera que aunque esta lógica se está retomando desde el punto de vista estético, los proyectos que dan valor a los materiales generan una inevitable reflexión en torno a la expresión de los mismos.
“No solamente se trata de que se vea bonito, sino de que exista una coherencia desde la planificación del proyecto, con el entorno y las necesidades”.
Él plasmó este análisis en el conjunto de vivienda colectiva Juan Díaz 40, donde quedan a la vista todos sus elementos de hormigón armado: muros, pilares, losas y antepechos.
Además, se observan las paredes de ladrillo mambrón, que contrastan con materiales como el vidrio y el hormigón de la estructura.
Este arquitecto coincide con la filosofía de Diez. “La decisión de dejar los materiales a la vista se articula con la preocupación de diseñar y construir diferentes espacios que sean más honestos con el proceso constructivo”.
Otra de las ventajas que se obtienen al optar por la materialidad y el carácter de materiales nobles es el mantenimiento.
Mauricio Martínez, gerente de proyectos de T6, considera que, además de la permanencia en el tiempo que brinda esta arquitectura, la facilidad de mantenimiento de los materiales es una ventaja para las personas que habitan los espacios. Los recubrimientos, en cambio, requieren pintura cada cuatro años
Se trata de una arquitectura simple, que no necesita maquillaje para verse y funcionar bien en su entorno.
En Juan Diez 40 se expone el ladrillo mambrón, que se conjuga con vidrio y hormigón. Galo Paguay/ CONSTRUIR