La arquitectura republicana marca a este hotel-boutique, que tiene 44 habitaciones. Fotos: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Los arcos de medio punto se abren como encaje, adornando los pasillos. Las molduras revisten delicadamente los pilares internos. Y las ventanas tipo chazas recubren la fachada, dando un aire de tradición.
Recorrer el Hospicio del Corazón de Jesús es revivir la época Republicana del Ecuador. El edificio de dos plantas fue construido en 1889, en madera y mampostería. En 1997 fue trasladado tabla por tabla al Parque Histórico en Samborondón (Guayas), donde se recrea la arquitectura, la naturaleza y las tradiciones del Guayaquil de antaño.
20 años después, la antigua residencia recobró vida en manos del Grupo Oro Verde. Su director general, Edmundo Kronfle, lideró la restauración para crear el Hotel del Parque, el primer hotel-boutique de lujo en Guayaquil. “Se rescató el diseño original y lo reflejamos dentro de las habitaciones y el área pública, con una mezcla de modernidad”.
Las ventanas tipo chazas recubren las fachadas y ponen el toque de frescura en la edificación costeña.
Dentro del hotel, que abrió el 18 de enero, palpitan 44 habitaciones que guardan los rasgos de los inmuebles de fines del siglo XIX: altos techados, baños amplios y espacios de hasta 66 metros cuadrados. La suite del parque es la más grande, con 171 m².
El diseñador Julio Vinueza fusionó el estilo republicano con toques de modernidad. La madera en el piso, las sillas de mimbre, las secretarias, jarrones y otras antigüedades se articulan con televisores inteligentes, wifi de alta velocidad, botones para intercomunicación y otras tecnologías.
Gran parte de la historia del hospicio reposa en su acogedora capilla, conservada íntegramente. El altar teñido de dorado, el púlpito tallado, los rosetones y vitrales crean una composición de elementos góticos, renacentistas y mediterráneos. “La idea del hotel
es poder contar la historia de todo”, dice Kronfle.
Los cuatro tipos de habitaciones tienen muebles hechos en Ecuador. Predominan los tonos gris y amarillo.
El rosetón principal, característico de la arquitectura gótica, también fue preservado y ahora ilumina el área de gimnasio. Mientras que en la torre del campanario hay una sala de masajes, con ventanales que permiten ver el río Daule.
La adecuación del edificio, de 3 600 m² , demandó una inversión público-privada de unos USD 8 millones.
Tomó más de dos años de trabajo e investigaciones para mantener el espíritu del edificio. Para los pisos de los corredores, por ejemplo, buscaron mosaicos similares a los de la época, que fueron importados desde Portugal.
Los patios internos se conservaron y son una muestra de los jardines tropicales que adornan el parque.
El gris claro de las paredes es el fondo ideal para remarcar un estilo tropical, como destaca Diego Andrade, director de Mercadeo del Grupo Oro Verde. La acuarela imprime tonos cálidos en cuadros de orquídeas, que se repiten en todas las habitaciones, en el ‘lobby’ y el cuarto de lectura.
También se las encuentra en estado natural, en los dos patios internos. Allí crecen en troncos de árboles y en un orquideario anclado al pie de una pileta. Estas áreas, cercadas por delicados balaustres, son parte de la estructura original y un nexo del parque con la naturaleza.