Arquitectura que aviva los sentidos a través de la luz

La luminosidad de los espacios se conjuga con el verde de la flora, creando espacios cálidos y acogedores.

La luminosidad de los espacios se conjuga con el verde de la flora, creando espacios cálidos y acogedores.

En la parte central del espacio, la luz destaca materiales nobles como el ladrillo visto y el hierro oxidado tipo corten. Resaltan las formas orgánicas. Fotos: cortesía Saúl Endara.

En la conformación de espacios, la luz es un factor fundamental. Con ese recurso, los ambientes se vuelven funcionales y estéticos, pero también es posible crear efectos que incidan en la sensibilidad de quienes los habitan.

Un ejemplo de ese uso en la arquitectura está en Sentidos, un espacio generado en una casa tradicional de La Floresta, por parte del Estudio EFE.

El arquitecto Felipe Escudero explica que este diseño de luz funciona como un conjunto de todos los componentes de la arquitectura del espacio.

El diseño de Sentidos, por ejemplo, propone muros rústicos de ladrillo, pintados de negro. Con esto se logra darle un fondo oscuro al espacio y, además, que resalte el piso de madera y elementos importantes del sitio como la barra.

Esta área, para preparar y servir bebidas, está hecha con una combinación de madera seike y hierro oxidado tipo corten. Aquí, los materiales nobles están bañados sutilmente por una luz cálida que resalta sus texturas orgánicas.

La luminosidad de los espacios se conjuga con el verde de la flora, creando espacios cálidos y acogedores.

El arquitecto Escudero señala que el reto del proyecto fue mantener la sensación de oscuridad en un espacio que sea fácil de navegar y de servir. Para esto se utilizó un neón rojo en forma de pimiento (signo representativo del local) en la entrada del lugar.

En el espacio principal, además, hay una serie de focos cálidos que asemejan una pequeña constelación, que resalta con el fondo negro.

Las vigas de pingos también hacen parte del realce de los espacios. Esas están pintadas de negro y casi mimetizan en el techo de zinc.

Felipe Escudero explica que el presupuesto para el proyecto fue bajo. Por ese motivo, los arquitectos aplicaron la idea de “poca inversión mucho impacto”, a través de recursos como la iluminación, la materialidad, el diseño.

Por ese motivo todos los materiales están expuestos, dando lugar a una experiencia acogedora, que contrasta con elementos modernos como las formas curvas de la barra y de los asientos.

Un neón rojo en forma de pimiento es el signo representativo del local. Este resalta el ladrillo de la pared.

Con la luz también resalta el tapiz de todos los muebles. Este tiene una textura suave, tipo terciopelo industrial, con el que se amplifica la sensación de calidez que da la chimenea de hierro, ubicada al fondo del espacio principal de la obra.

En este proyecto llama la atención el punto de partida. Los arquitectos utilizaron textos sobre las sensaciones que ellos pensaban que debía causar el espacio. Esta fue la herramienta primaria en la fase de diseño del bar, que tiene una extensión de 90 m².

Sus creadores describen una entrada en la que se tiene que atravesar un espacio luminoso y encontrarse con una selva barroca, que envuelve las gradas de la casa. “Empiezas a percibir contrastes fuertes entre la oscuridad y los colores surreales de la vegetación y los materiales como el terciopelo verde”.

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