Penalizar efectivamente a proxenetas, rufianes y tratantes. Abogo por la reforma de los delitos de proxenetismo, rufianismo y trata de personas, adaptándolos a las convenciones internacionales.
La promoción, facilitación y explotación de la prostitución ajena, así como la trata de personas, deben ser perseguidas por sí mismas, sin que sea necesario probar la existencia de violencia, engaño, abuso de una situación de autoridad o de vulnerabilidad, amenazas o cualquier otro tipo de coerción o intimidación.
No reprimir a las personas en situación de prostitución.
El Estado debería adoptar el Abolicionismo donde todo tipo de prostitución es explotación del cuerpo del otro/a y la considera una grave ofensa contra la dignidad de las mujeres.
Reclamar políticas públicas que permitan que las personas puedan salir de la prostitución como: trabajo, capacitación, vivienda, salud, educación.
Concienciar a la población sobre la explotación sexual que supone la prostitución, el abuso consentido a la mujer, el “cliente” y su responsabilidad, la impunidad con que se manejan proxenetas y tratantes.