Conversaba animadamente en días pasados con mi buen amigo Andrés Schmidt García sobre agroindustria y negocios familiares, sobre nuevas oportunidades exportables, sobre una de las provincias más hermosas del Ecuador como es Manabí.
Y la conversación se centró en un producto de gran interés histórico y comercial, histórico por cómo empezó su comercialización en el siglo pasado, comercial por el gran auge que logró, la tagua.
En Ecuador, la especie de la que se extrae la tagua es una palma de nombre Phitelephas Aequatorialis, que se desarrolla en el subtrópico entre la cordillera de los Andes y la costa, se produce muy bien en Esmeraldas, mayormente en Manabí hasta altitudes de 1.500 msnm y se da de manera silvestre.
Es importante reconocer que las migraciones europeas al Ecuador, como de los alemanes, italianos, austriacos, españoles, ayudaron a desarrollar las exportaciones a Europa; catalanes e italianos, con el cacao; alemanes e italianos, principalmente en el sombrero de paja toquilla, café y tagua.
En la actualidad la tagua o marfil vegetal tiene gran demanda interna e internacional en forma de artesanías y en forma de joyería, por tanto da oportunidad de mucha mano de obra para habitantes de los sectores donde se extrae.
Considero debemos recuperar la imagen y comercialización de la tagua, articulando acciones entre las instituciones correspondientes, acciones como un proyecto integral que vaya desde la creación de la denominación de origen de la tagua, preservación y mantenimiento de los bosques de esta especie, promoción de una ruta turística nivel nacional e internacional “La ruta de la tagua”, restaurar la Casa Tagua para convertirla en un museo “El Museo de la Tagua”.
Seguro este Proyecto será de gran beneficio económico, social e histórico para la Manabí y el Ecuador entero.