Ni flojos ni sumisos. Así debemos mostrarnos quienes hacemos opinión pública, comunicadores sociales, periodistas, medios hablados, escritos y televisados, una vez que se comienza a ver que la intención del actual Régimen sí es efectivamente el control de los medios y la aplicación de la censura previa.
La sentencia que Correa consiguió de un juez, contra los propietarios y un editorialista de diario El Universo, es finalmente el rostro feroz del poder despótico ejercido por un Mandatario que se cree un dios, hay algunos datos que ahora se comparan en los juicios contra el Estado.
Caso Restrepo: dos adolescentes torturados, asesinados y desaparecidos, tiempo de lucha 20 años, se indemnizó con un millón de dólares por cada uno; caso Benavides: una profesora torturada y asesinada, tiempo de lucha 20 años, su indemnización fue de un millón de dólares; caso Putumayo: 11 campesinos torturados y presos 3 años, tiempo de lucha 6 años y cien mil dólares por cada de uno; caso Garzón: un escritor desaparecido 22 años sin solución y cero dólares de indemnización. Aquí viene lo insólito, caso presidente Correa presuntamente insultado, tiempo de lucha cinco meses y su indemnización: 40 millones de dólares, un caso insólito, inaceptable e innombrable en un Estado de derecho.
El Presidente festejó su triunfo de primera instancia, refiriéndose a la prensa como “sicarios de tinta”.
Si Correa no es la persona más calificada para dar lecciones de respeto. Cómo habría de serlo quien usa la descalificación moral como principal arma de ataque cuando no encuentra obediencia absoluta a su voluntad omnímoda y quien abusando de las cadenas de radio y TV reparte insultos a diestra y siniestra, términos como miserias humanas, limitaditos, bestias salvajes, incluso una vez dijo que se metan los centavitos por la oreja; declaraciones como ésta son totalmente reprochables.