El Tribunal Contencioso Electoral conocerá y resolverá sobre la remoción del alcalde de Quito, aprobada por el Concejo del gobierno autónomo municipal del Distrito Metropolitano de Quito, en cumplimiento de la disposición contenida en el Art. 221, numeral 1, de la Constitución, verificando si se ha seguido el debido proceso y el derecho a la defensa. Los concejales que se abstuvieron de votar a favor, o en contra, o en blanco, por la moción de destitución del alcalde, violaron el mandato del Art. 321 del Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización Cootad, también deben ser sancionados con l a remoción por incumplir la disposición legal que prohíbe a los concejales abstenerse de votar ni retirarse del salón de sesiones una vez dispuesta la votación, porque la ley es para cumplirla y hacer cumplir.
En este caso tan delicado que se sigue al alcalde por los indicios de peculado por malos manejos y despilfarro de los recursos públicos municipales y otras causales contempladas en el Art. 333 y siguientes del Cootad, llama poderosamente la atención de que hayan existido votos abstentivos de concejales que querían que el alcalde continúe en funciones, lo cual raya en evidentes supuestos de complicidad y quemeimportismo sobre los asuntos tan importantes y prioritarios para la ciudad, conducta por la cual también deberían ser removidos de sus cargos de concejales porque no están representando el sentimiento mayoritario de la población quiteña que se siente ofendida como nunca por estos mal manejos de los fondos de la ciudad en los procesos de contratación de obras y servicios y adquisición de pruebas para detectar el covid-19, cuya investigación también se sigue en la Fiscalía, sin que esto nada tenga que ver la decisión administrativa del Concejo, en cumplimiento de las disposiciones del Cootad que es la ley de las competencias de los gobiernos municipales, de conformidad con el Art. 425 inciso final de la Constitución. Remover a estos malos concejales, debe ser el siguiente objetivo en esta noble tarea de depurar y sanear la administración pública municipal del primer Cabildo del país.