Me da mucha pena como pichinchano y quiteño que soy, el estado de postración y de atraso en que se encuentra sumida nuestra ‘Carita de Dios’. Hace unos 18 años fui por mi profesión a trabajar fuera de Quito a una ciudad que más vale no nombrarla, que estaba cerca a Guayaquil, y recuerdo como Guayaquil estaba llena de suciedad, descuido, alcantarillas a cielo abierto, malos olores que tenían sus calles, sus estrechas avenidas, y hoy comparando Quito con Guayaquil, hemos retrocedido, 18 años, somos igual al Guayaquil que yo conocí, por la inercia, falta de calidad y de hidalguía de quienes han llegado a la Alcaldía y a la Prefectura de Quito y de Pichincha. Si Pichincha es la provincia que más impuestos genera, porque nos tratan como una provincia de quinta categoría. Ya es hora quiteños de corazón de levantarnos y hacer oír nuestra voz de rechazo y protesta ante el estado de postración, suciedad y descuido, en el que tiene el Presidente, Alcalde, Prefecto, que no hacen nada por remediar esta situación. Y los ingentes recursos que Pichincha genera se invierten en Guayaquil, y toda la Costa, porque este remedo de Alcalde no exige, se conforma con cobrar sus dietas y sus altos sueldos.