Capital sin obras y sin fiestas

Nada resultó más conveniente y cómplice para paralizar obras y proyectos de modernización de la ciudad que la maldita y oportuna pandemia. Como anillo al dedo resultó el confinamiento, el zoom y el teletrabajo para lanzar la genial idea de recortar el 50% del parque automotor diariamente y se hizo así el milagro de resolver el tormentoso tráfico de la ciudad; ya no será necesario la construcción de infraestructura vial, ni vías perimetrales, ni la nueva avenida occidental, ni nuevos intercambiadores, ni los Quito Cables para los barrios altos, ni la vía Guayasamín, ni el puente Monjas Vicentina, ni la vía expresa El Labrador Calderón, ni la aerovía a Tumbaco. Para el Cabildo y su Concejo el prohibirnos el uso del auto lo resolvió todo.

Ahora que el Alcalde anuncia suspensión de fiestas por la Fundación de la ciudad ya no habrá necesidad de ofrecer ninguna obra; aunque bien podría darnos, aunque sea la remodelación del viejo estadio Atahualpa.

Que admirable en cambio lo que sucede en nuestra hermana ciudad de Guayaquil.